lunes, 24 de diciembre de 2012

Versificación XXVII: Juego de sombras

Hay una calle donde una de mis sombras me sorprende cada noche
No importa que yo ya me sepa el juego
Me distraigo y se me olvida

Camino aparentemente solo
Solo con mi sombra
Y de repente
Veo venir la sombra de alguien más por detrás
Y me asusto

O más bien me asusta
Otra de mis sombras que nos sorprende por detrás
A mí y a la sombra que caminaba conmigo


miércoles, 19 de diciembre de 2012

capítulo septuagésimosexto: los zopilotes

"¿Esos son zanates?", me preguntó la petoúlquina, señalando al cielo.

"No, son zopilotes. Están buscando qué comer."

"¿Cómo sabés?", me volvió a preguntar.

"Porque vuelan en círculos cuando ya encontraron algo. Y estos están volando de un extremo a otro."

"¿Buscan algo como un zanate muerto?"

"Puede ser... en todo caso algo muerto...", le respondí y agregué, "... o algo que ya no pueda defenderse...", mientras recordaba esa novela de Asturias que nunca me gustó.

"Qué triste."

"¿Qué cosa?", le pregunté yo esta vez.

"La vida."

Pensé que se habría entristecido un poco. Me sorprendió que tomara conciencia de la muerte.

Pero, como en cualquier composición musical que no sea monótona, hubo pronto un cambio de aire...

"Mirá, qué bolsitas tan bonitas venden ahí..."

lunes, 3 de diciembre de 2012

capítulo septuagésimoquinto: taller literario

Doblaron las campanas de la iglesia de Las Beatas de Belén.

"¿Y si el sacristán hubiera estado en el campanario?", preguntó la Petoúlquina.

"¿Qué hubiera pasado?", le repliqué yo, con una pregunta-respuesta.

"Pues que le hubieran dolido los oídos", me dijo.

"Entonces, la cosa va así: El sacristán está subido en el campanario y de repente suenan las campanas y esto le causa dolor de oído. Pero, ¿por qué estaría subido en el campanario?"

"Pues para limpiarlo."

"Entiendo. Ahí tenés un motivo. A ver: El sacristán se subió al campanario para limpiarlo, y de repente sonaron las campanas, lo cual le causó dolor de oídos. Pero, ¿quién hace sonar las campanas si el sacristán está subido en el campanario...? Ya sé, el párroco hace sonar las campanas porque no encuentra al sacristán por ninguna parte y ya casi es hora de la misa y hay que llamar a los feligreses..."

"Y cuando suenan las campanas le duelen tanto los oídos que hasta le sangran..."

"Vaya: Al sacristán le sangraron los oídos porque sonaron las campanas justo cuando estaba subido en lo alto del campanario limpiándolo. El párroco, al no encontrar al sacristán por ninguna parte, decidió hacer sonar él mismo las campanas, para llamar a los feligreses, porque casi era hora de la misa..."

"Pero, mejor que el sacristán se caiga del campanario del susto, pero que no se mate..."

"Muy bien: El sacristán se cayó de lo alto del campanario y, asombrosamente, no se mató. Había subido a limpiar, cuando de repente sonaron las campanas. El párroco, al no encontrar al sacristán por ninguna parte, había decidido él mismo hacer sonar las campanas para llamar a los feligreses, porque casi era hora de la misa... Además, tenía sus razones para pensar que el sacristán era un irresponsable porque éste siempre ofreció, 'Hoy voy a limpiar el campanario', y nunca lo hizo; incluso después pasó de su idiosincrasia Carpe Diem a una tendencia más futurista, 'Mañana sí limpio el campanario', pero el mañana nunca llegó."

"Pero que lleguen los bomberos a rescatarlo... o no, mejor, que no lleguen..."

"Pues, estaría bien que llegaran los bomberos, haciendo sonar sus campanas. Entonces, tendríamos dos tipos de campanas, algo así como en el poema de Edgar Allan Poe: Campanas."

"Mmmmmm..."

"Bueno, empecemos así la narración: El sacristán se cayó de lo alto del campanario y, asombrosamente, no se mató. La vista desde ahí lo había impresionado, por eso el ruido lo sorprendió. Había subido a limpiar, cuando de repente sonaron las campanas..."

martes, 27 de noviembre de 2012

cuarto aforismo petoulquiano

Se me hace que actualmente, cierto manifiesto del siglo XIX, concluiría así (y a quien le quede el guante, que se lo plante; yo ya lo tengo puesto, obviamente):

Usuarios de los navegadores de la red, uníos. Lo único que podéis perder es vuestra conexión a Internet. Igual, tenéis toda una vida real por recuperar.

miércoles, 31 de octubre de 2012

cita petoulquiana: moraleja

"... la palomilla se abrasa
en la que ama luz augusta.

Así, lector erudito,
quien la razón avasalla;
por seguir el apetito;
en su misma pasión halla
quien castigue su delito."

Dr. G. G. (Rafael García Goyena)

Fábula Moral: La mosca, la hormiga, y la palomilla

Escritos del Doctor Pedro Molina, Tomo I, El Editor Constitucional. Editorial "José de Pineda Ibarra". Segunda edición. Guatemala, 1969. p. 441

Para leer la fábula completa: www.poesiacastellana.es

viernes, 26 de octubre de 2012

Poema VIII: Ratón Blanco

Soy un ratón
Recorriendo el centro como si fuera un laberinto
No me interesa qué hay detrás de las fachadas de cartón
O más bien no quiero saberlo

Voy rápido
Como si algo me persiguiera
Sin saber quién o qué

Evito los obstáculos
Trato de no entrar en callejones sin salida

No soy más que un ratón blanco asustado

miércoles, 24 de octubre de 2012

capítulo septuagésimocuarto: la mujer monstruo

Era, o parecía, una mujer; incluso, desde mi punto de vista, una mujer bonita. Pero, por su actitud, se me hizo parecida a una serpiente, de ésas que hipnotizan a sus víctimas.

Su indiferencia hacia mí no contradecía una aturdidora aura de prepotencia, que ella irradiaba.

Pensé que la mitología mentía (¿qué tal de petogrulladas?): las mujeres monstruos no son horrorosas. Pero eso sí, son capaces de convertirlo a uno en piedra si se deja intimidar por la mirada que proyectan esos ojos.




martes, 23 de octubre de 2012

capítulo septuagésimotercero: la mujer de mis sueños

Habíamos pasado la noche juntos: desnudos, abrazados sobre la cama, ella adelante y yo atrás, cubiertos por las frazadas. Detuvo todos mis avances porque, según supuse, ella quería que no fuéramos más allá.

Aún así, después de pasar la noche juntos, me pareció que hubiera sido desconsiderado de mi parte no preocuparme por su bienestar cuando al día siguiente ella me dijo que se sentía mal.

Inmediatamente pensé en conseguirle algo caliente para que bebiera; se lo tomó y se sintió mejor. Me lo agradeció mucho.

Creo que le agradó mi gesto, tal vez le pareció tierno, hasta algo inexplicable. A fin de cuentas, ella no sabía que habíamos pasado la noche juntos. El que tuvo ese sueño fui yo.

jueves, 18 de octubre de 2012

capítulo septuagésimosegundo: verdadera imagen

Me dijo que ella era verdadera. Me dijo, también, que ella era leal.

Después me dijo que ella sabía que yo no era un mercader de las letras, que yo era un lector dedicado.

Entonces, yo sentí deseos de subirla a mi barco, zarpar y huir con ella. Me imaginé los problemas que aquello ocasionaría y, por lo mismo, se lo declaré, no con pena sino en su gloria, "por mujeres como Vd. se han librado guerras".

Pero no, me corrijo, se lo hubiera dicho al huir con ella, si yo tuviera un barco y si la hubiera convencido de acompañarme, si ella no fuera leal a su marido y verdadera al decirme que lo es.

Lo que hice, eso sí, fue adorarla sin decírselo (pero ella intuyéndolo, claro está, porque es leal, es verdadera, pero también es perspicaz) y desearle que pasara una feliz noche.

martes, 16 de octubre de 2012

Poema VII: La vida es olvido

Los que han renacido son los sin memoria
Porque han olvidado que al final no son más que muertos

Muertos fueron
Muertos serán

La vida es olvido solamente
Qué será la muerte entonces.

domingo, 14 de octubre de 2012

tercer aforismo petoulquiano

Muerte y suerte riman... 
Pesar y azar, también.

lunes, 1 de octubre de 2012

cita petoulquiana: la caída de la primera injusticia

‎...Rápido como el pensamiento (Peter Pan) arrancó el cuchillo del cinturón del Capitán Garfio, y estaba a punto de hundirlo en su enemigo, cuando vio que se hallaba colocado sobre la roca a más altura que el pirata. Así no hubiera sido un combate leal; dio, pues, la mano al pirata para ayudarlo a subir y fue entonces cuando el pirata le clavó su gancho.

No fue el dolor, sino la falta de lealtad 
lo que paralizó a Peter Pan hasta dejarle completamente indefenso. No supo sino quedarse mirando a su enemigo, horrorizado y con los ojos muy abiertos. Todos los niños se quedan así, como Peter Pan se quedó entonces, cada vez que se los trata con injusticia. Una vez los hacemos nuestros, lo mínimo que esperan de nosotros es nuestra lealtad. Después que hemos sido injustos con ellos, nos amarán aún, pero nunca serán los mismos que eran; ninguno vuelve a levantarse de la caída de la primera injusticia. Ninguno, excepto Peter Pan. Porque Peter Pan, tantas veces como tropezaba con la injusticia, volvía a olvidarla, y acaso era ésta la diferencia real que existía entre él y los demás niños.

Del Capítulo VIII "La Laguna de las Sirenas" de Peter Pan y Wendy de J. M. Barrie

viernes, 28 de septiembre de 2012

capítulo septuagésimoprimero: ironía

La petoúlquina: Deberías de aprender a andar en patines.

Peto: Sí, me encantaría, me parece superdivertido...

La petoúlquina: ¿En serio?

Peto: No, estoy siendo irónico.

La petoúlquina: ¿Qué es irónico?

Peto: Ironía es decir lo contrario de lo que se piensa.

La petoúlquina: Ah. Entonces, ¿no te gustaría aprender a patinar?

Peto: Me encantaría...

La petoúlquina: Estás siendo irónico.

lunes, 17 de septiembre de 2012

cita petoulquiana: argumento/novela

"Mis lectores, los míos, no buscan el mundo coherente de las novelas llamadas realistas -¿no es verdad, lectores míos?-; mis lectores, los míos, saben que un argumento no es más que un pretexto para una novela, y que queda, ésta, la novela, toda entera, y  más pura, más interesante, más novelesca, si se le quita el argumento. Por lo demás, yo ya ni necesito que mis lectores... los míos, me proporcionen argumentos para que yo les dé las novelas, prefiero, y estoy seguro de que ellos han de preferirlo, que les dé yo las novelas y ellos les pongan argumentos."

Unamuno, Miguel de. San Manuel Bueno, mártir, y tres historias más. Espasa Calpe. Novena edición. España, 1974. p.p. 96-97

domingo, 16 de septiembre de 2012

cita petoulquiana: fabricante de novelas

"Y si es terrible caer como en profesión en fabricante de novelas, mucho más terrible es caer como en profesión en lector de ellas. Y créeme que no habría fábricas, como esas americanas, en que se producen artículos en serie, si no hubiese una clientela que consume los artículos seriados, los productos con marca de fábrica."

Unamuno, Miguel de. San Manuel Bueno, mártir, y tres historias más. Espasa-Calpe, S.A. Novena edición. España, 1974. p.93

viernes, 14 de septiembre de 2012

Versificación XXIV: A la Patria

Gris debía de ser la bandera
Color del cielo
Como ahora que las nubes se juntan dejando caer sobre nosotros toda su pesadez
Golpeando levemente pero sin parar

Zopilote debía de ser el ave
Que circunda ese gris pedazo de cielo en que se amontonan las nubes grises
Ese zopilote que se harta de la mayor producción nacional
La muerte

De fuego debía de ser el árbol
Y no me pregunten por qué
Si Vds ya deberían de saberlo

lunes, 10 de septiembre de 2012

capítulo cero: esperanza

Dedicado al verde esperanza que lleva el Blog Chisgarabís, y a su autora, La Filistea
...

Hay una esperanza atrapada en mi cuarto.

O quizás no es que esté atrapada, quizás se metió por su gusto y gana. A lo mejor simplemente no quiere salirse.

Es un bichito verde que anda brincando de un lado al otro y no tiene ninguna intención de ocultarse, más bien quiere hacer patente su presencia (ya se lanzó contra mi ojo, en caso de que hubiera tenido la menor intención de ignorarla).

No sé porqué estos bichitos, las esperanzas, tienen por costumbre aparecerse cuando todo parece más perdido o simplemente desesperante; y bueno, a veces, también aparecen cuando la vida parece insignificante (ésta es la palabra, citando a aquella joven del grave sobrenombre).

En fin, creo que esta esperanza ya hasta me picó. Supongo que tendrá una agenda secreta, la cual incluye impedirme continuar sintiendo la misma depresión que es como el bajo continuo de mi existencia (no es para tanto, es sólo que hay gentes felices y yo no soy así), al menos por unos cuantos compases de descanso.

Esta noche no he escuchado a los mosquitos, sólo (sic) a esta esperanza impertinente. Supongo que debo agradecerle a la verde molestia que persiste en convertirme en cándido optimista.



lunes, 27 de agosto de 2012

capítulo septuagésimo: la ilíada

"¿Y no se aburre de estar leyendo?", me preguntó.

"No", le respondí.

Me imagino que tuvo el valor de preguntarme porque ya le había hablado yo, un par de paradas atrás, cuando me pidió permiso para sentarse en el asiento de la ventana. Yo me levanté (estaba en el asiento del pasillo), y quise hacerme a un lado, pero ella trató de pasar conmigo en medio. Entonces le dije, "si me deja sacar la pierna, yo la dejo pasar a Vd.". Ella me dijo, "vaya". Y así, me quité y ella llegó hasta su asiento.

Me volví a sentar y me puse a leer el canto XXIII de La Ilíada, por dos razones: una, porque ya casi terminaba y tenía ganas de leer lo último; y dos, porque tengo una comprobación de lectura de esta obra.

Y entonces, mientras leía cómo Aquiles lloraba a su amigo Patroclo, ella me preguntó: "¿Y no se aburre de estar leyendo?" (Y aquí he hecho uso de esa técnica tan empleada por los rapsodas: el estribillo. Por eso volví a escribir la pregunta y no porque me guste estar redundando, qué la gran... ;)

Y como ya saben, yo le respondí que no. Pero no lo hice pesadamente (como puedo llegar a hacerlo), más bien fue con sorpresa.

Entonces, yo también le hice una pregunta, "¿Y a Vd. no le gusta leer?". Y me dijo que sí, pero que como hacía tanto calor, y el viaje en el bus provocaba sueño, que no le parecía la atmósfera propicia (tal vez esto último lo estoy adornando un poquito). En fin, me preguntó que qué estaba leyendo.

Y yo le respondí, mostrándole la portada del libro: "La Ilíada". Y tratando de explicar la ilustración que, incluso para mí que estoy leyendo la obra, es algo ambigua, le dije, "éste que está aquí debe de ser Aquiles, el más fuerte de los griegos." (O su mejor guerrero, algo así debí de decirle)

"¿Y de qué trata?"

Entonces, supuse que debía de hacer uso de mi poder de síntesis, un poco débil para explicar obras narrativas. Pero me propuse omitir deliberadamente muchísimos detalles:

"La obra trata de la cólera de Aquiles, el mejor guerrero griego. Los griegos fueron a atacar una ciudad llamada Ilión (por eso la obra se llama Ilíada). Llevaban 9 años afuera de sus murallas tratando de destruirla. Todo porque a uno de los griegos, Menelao, le robaron la esposa, Helena. Esto lo hizo Paris, príncipe de los troyanos, porque Ilión era una ciudad de Troya, la más importante. Pues, en ese noveno año, de repente los griegos comenzaron a morirse de una enfermedad y esto era porque el rey más poderoso de los griegos, Agamenón, hermano de Menelao, se había robado a Criseida, hija de un sacerdote de Apolo, el dios de la luz, que les lanzaba flechas mágicas para matarlos. Entonces, un adivino les dijo que si Agamenón devolvía a Criseida con su padre, se calmaría el dios. Aquiles estuvo de acuerdo. Agamenón dijo que lo haría, pero que por la imprudencia de Aquiles, se quedaría con Briseida, la esclava de éste. Aquiles quiso matar a Agamenón, pero lo detuvo Palas Atenea, otra diosa. Aquiles enfurecido se retiró y dijo que no peleaba más para los griegos. Y ahí comenzó lo malo para los griegos, porque empezaron a perder la guerra. La cosa iba tan mal que le rogaron a Aquiles que regresara a pelear y él dijo que no. Pero como los troyanos ya habían llegado a las naves, porque los griegos vivían en tiendas cerca de sus naves a la orilla del mar, Aquiles decidió dejar que su mejor amigo Patroclo, visitiera su armadura y fuera a pelear por él. Los troyanos tuvieron que retroceder pero Apolo hirió a Patroclo por la espalda y Héctor, otro príncipe troyano, el más fuerte de los troyanos, lo remató y cuando Aquiles supo esto, entonces..."

"Ya me tengo que bajar", me interrumpió ella.

Entonces, nuevamente me quité para que pasara.

"Suena interesante", me dijo cuando caminaba hacia la salida.

"A lo mejor algún día le dan ganas de leerla", le dije antes de que se fuera.

Me respondió algo más, pero no le entendí. Y así se fue, sin saber el desenlace de una de las más grandes obras de la literatura universal, y ni falta que le hace el saberlo. Pero yo, no me aburro de leer tampoco.

viernes, 24 de agosto de 2012

capítulo sexagésimonoveno: selenocéntrico

"¿Cómo decías cuando yo era bebé? Que yo era tu pastelito de miel... Mejor, tu lunita de miel." Me dijo un día la Petoúlquina.

Y otro día, me dejó bien claro, "¿te has fijado que cuando estoy presente, yo siempre soy el centro de atención?"

Desde entonces, yo vivo en un sistema selenocéntrico.


martes, 21 de agosto de 2012

capítulo cero: la vida misteriosa

Dedicado a Iván Jamett
...


Dicen que la muerte es misteriosa, pero la vida también lo es. Creo que la diferencia es que la muerte nos es desconocida totalmente y de la vida es poco lo que podemos conocer y aún menos lo que podemos comprender.

También dicen que es la muerte la que nos mata, pero no: creo que es la vida misma la que nos mata, simplemente cambiando de rol.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Versificación XXI: Reflexión II

Quiero estar del otro lado del espejo para poder verme viéndome al espejo
Eso sí sería verse al espejo
O más bien sería verse viéndose
Y es que sólo alguien que nos ve desde fuera nos ve realmente
Sería salir de sí para poder ir adentro
Internarme en mis propios ojos
Ser yo y ser otro
Ir del otro lado tan sólo para volver

lunes, 13 de agosto de 2012

Versificación XX: Reflexión

Todas las personas producen un reflejo,
(Mas no todos) los reflejos no producen personas.
Hay espejismos que parecen seres
Y seres que parecen espejismos.
Las ventanas son para ver hacia fuera o hacia dentro,
Pero si en una de ellas podés ver tu reflejo
Debe ser que el vidrio está opaco como aquellos ojos
Que al mirar en ellos no te dejan ver el interior de quien te mira
Sino tu propia imagen reflejada.

jueves, 26 de julio de 2012

capítulo sexagésimooctavo: maricastaña

Cuenta el escuilache (Galich era su sobrenombre, Manuel le otorgaron por gracia en la pila bautismal) que el Duende estaba enamorado de Maricastaña y que, en tiempos de ésta, la visitaba en la corte del Rey Perico de los Palotes, la cual se encontraba un poquito más acá que el Quinto Infierno. Y lo que más le gustaba al Duende de su princesa Maricastaña era (trenzar) el cabello de ella ("... roble pulido, tabaco en flor... ¡oro musivo!"); gozaba hundiendo las puntas de sus dedos en esa "catarata de seda rebelde".

miércoles, 18 de julio de 2012

cosas que me gustaría responderle a la gente (pero que nunca les voy a decir) # 1

Pregunta: "Canche, ¿nos regalás un quetzal?"

Respuesta en mi mente: "Comadrita, si a Vd. yo le parezco canche, se me hace que tiene que ajustarle los colores a su televisión."

domingo, 8 de julio de 2012

Versificación XVI: Gentil

Vd. es
Mi solución al siete por ciento,
Tras mis largos períodos de aburrimiento

Una inyección de Vd.
Me causa una efímera pero deliciosa euforia

Y Vd. es
(también)
El cisne negro de Darío
Que en la penumbra canta perenne:
"¡La aurora es inmortal, es inmortal, es inmortal!"

Y a veces,
A veces,
Vd. es "gente",
Según Vd. misma me ha dicho.


lunes, 25 de junio de 2012

Versificación XIV: Amores eternos

He tenido amores eternos
Han durado un par de años meses días y hasta horas

Mis amores trágicos desde fuera parecerán cómicos

Todos mis dolores
Mis angustias
¿Qué son?
Tan colosales para mí
Tan diminutos para los otros

Eternidad tragedia angustia
Muerte comedia calma
En la muerte habrá calma
Al final la tragedia es y siempre será comedia
Pero en el amor... en el amor invariablemente habrá angustia

domingo, 24 de junio de 2012

capítulo sexagésimosexto: inerte

"Inerte es que alguien está muerto."

"No, mija, inerte significa quieto, no que esté muerto."

"Pero si la señorita nos dijo."

"Sí, pero mirá, lo que pasa es que inerte viene de inercia. Eso es que las cosas o están quietas o en movimiento, a menos que algo las haga cambiar ese estado."

"No, inerte es muerto."

"Mirá, pues, uno dice que un cuerpo está inerte cuando se murió porque ya no se mueve. Pero una piedra no se mueve, ¿acaso las piedras están muertas?"

"Sí, están muertas..."

"Vaya, ¿y cuándo estuvieron vivas, pues?"

"Ahh..."

"Verdad. Veamos en el diccionario, para que estés segura."

"El diccionario parece un libro."

"Sí, es un libro. Va, leé, a ver qué dice Inercia, ¿dice algo de que tenga que ser algo muerto?"

"No."

"Va, ahora leé Inerte. ¿Dice algo de que tenga que estar muerto?"

"No, pero oí: '... él abrazó su cuerpo inerte'. Así dice en un mi libro de lectura, es sobre un señor que abraza el cuerpo muerto de su hijo."

"Sí, pero es que ahí es una asociación de ideas, entre el hecho de que el cuerpo está muerto y por eso no se mueve, es decir que está inerte."

"Ahh."


martes, 12 de junio de 2012

Versificación XI: Todos ellos

Me enojo con ellos en particular
Y luego me doy cuenta
De que siempre he estado enojado con ellos como categoría universal

Ellos y yo
Todos los otros y yo
En irreconciliable contradicción
Siempre

Es parcializar enunciar:
La falta de cortesía de la mesera que me sirve el café
La brutalidad y abusivez (sic) del chofer (sic) del bus
La prepotencia de la mujer monstruo (bella en apariencia, horrenda en su actitud) que me entrevista para un puesto de trabajo
Y otros más
No, no son ellos nada más
Sino
Todos

domingo, 10 de junio de 2012

cita petoulquiana: el dolor de la lucidez




Lugares Comunes. Argentina, 2002. Dirección: Adolfo Aristarain. Guión de Adolfo Aristarin y Kathy Saavedra. Basado en "El renacimiento", novela inédita de Lorenzo F. Aristarain. Protagonistas: Federico Luppi, Mercedes Sampietro, Arturo Puig, Valentina Bassi, Carlos Santamaría.




jueves, 7 de junio de 2012

cita petoulquiana: matar en nombre del porvenir

"El siglo va a morir sin que este sacrificio engañoso vuelva a ser necesario. Basta morir, en nuestro tiempo, para defender la integridad del presente, de la presencia del ser humano: el que mata en nombre del porvenir de todos es un reaccionario."

Carlos Fuentes en el prólogo "El otro K: 'La vida está en otra parte', de Milan Kundera".

Kundera, Milan. La vida está en otra parte. Editorial Seix Barral, S. A. Tercera edición. Argentina. Octubre, 1987. p. XXV

martes, 5 de junio de 2012

capítulo sexagésimoquinto: memorias de un delirio recurrente

En estos días he estado recordando un delirio recurrente en mis episodios de fiebre durante la niñez: veía un convoy de lo que bien podrían ser carros militares (camiones, tanques, ¿tanquetas tipo armadillo?), los cuales recorrían interminablemente la varilla horizontal de la cortina de mi cuarto (habitación, pieza, etc.). Creo que el delirio en sí no debería de parecer raro; lo raro, para mí, en todo caso, era cuando debido a lo recurrente de la visión me daba cuenta de que estaba delirando, que el tal desfile no era (¿no podía?) ser real. Y entonces recordaba que estaba enfermo y que tenía fiebre, mas no por eso terminaba el desfile.

Era rara la sensación de estar enfermo cuando niño. Guardando reposo por paperas, leí "A través del espejo" y al siguiente año, con alguna infección de la garganta, leí completo un libro con cuentos de los hermanos Grimm, tomo que comenzaba con "El pájaro grifo", hasta ahora uno de mis cuentos favoritos.

Y ahora, sintiéndome algo maleta, estoy comenzando a reconciliarme con Milan Kundera (el mes pasado leí "La identidad" y ahora estoy leyendo "La vida está en otra parte"), de quien por un tiempo me vi influenciado por su estilo (tengo un relato que comencé a escribir hace aproximadamente una década y nunca lo concluí, tal vez lo publico en este blog para quienes quieran tomar el riesgo de leerlo. Tal vez...). Sintiéndome algo maleta, decía, recordé lo que era estar enfermo cuando niño y sufrir delirios recurrentes.

domingo, 27 de mayo de 2012

cita petoulquiana: poesía

"... las palabras corrientes vienen al mundo y perecen inmediatamente después de haber sido pronunciadas, porque sirven sólo para la comunicación inmediata; están sometidas a las cosas, son sólo su denominación; pero en el poema estas palabras se habían convertido en cosas y no estaban sujetas a nada; no estaban destinadas al entendimiento momentáneo y a la rápida extinción, eran eternas."

Kundera, Milan. La vida está en otra parte. Editorial Seix Barral, S.A. Tercera edición. Argentina. Octubre, 1987. p. 69

cita petoulquiana: amor = locura

"-Claro, es una locura. El amor o es loco o no existe..."

Kundera, Milan. La vida está en otra parte. Editorial Seix Barral, S.A. Tercera edición. Argentina. Octubre, 1987. p. 49

lunes, 21 de mayo de 2012

Paréntesis: ¿Feliz día de la Madre?

He aquí este corto sobre la maternidad (el cual escarba con profundidad en las tortuosas relaciones que pueden darse entre las progenitoras y sus vástagos), dirigido por Marc Nadal y protagonizado por Montserrat Ocaña y Rosa Nicolás. En Dailymotion se pueden encontrar las versiones con subtítulos al inglés y al italiano.


Ante la araña - Dir: Marc Nadal por MarcNadal



Video: http://www.dailymotion.com/video/xo4y43_ante-la-arana-dir-marc-nadal_shortfilms

martes, 15 de mayo de 2012

Versificación X: Carrousel

¿Qué puedo decirte, caballo, si quizás ni me entenderías?
No sólo por mi hablar enredado
Sino por lo incongruente de mis palabras.

Te tienen hecho un rocín,
Más "metafísico por no comer" que por mucho pensar;
Sos un caballo de carrousel de carne y hueso,
Más huesos que carne.

No creo que te parezca el trueque
Si te ofrezco la felicidad de los niños que te montan
A cambio de tu propia tristeza.

lunes, 14 de mayo de 2012

capítulo sexagésimocuarto: nadie y el primer césar

... Y entonces, ella me pidió mi número (por razones de estudios, no se me alboroten); se lo dicté, pero entonces se dio cuenta de que otra vez se le había olvidado mi nombre (tan relevante debe de ser para ella cómo me llamo). Entonces, le dije que, a lo mejor debería de contestarle como Ulises a Polifemo cuando le preguntó su nombre (ciertamente, parecía tan ad hoc): "Mi nombre es Nadie."

Ella se rió, y también mi amigo. Entonces, para darle una pista le dije que si sabía cuál era el nombre del primer César (imaginando que, como yo, pensaría en Cayo Julio...); y entonces me dijo: "¡Julio!". Y yo todavía aclaré que, a lo mejor, si hubiera hecho referencia al primer emperador, ése hubiera sido Octavio Augusto, porque Julio César sólo fue Cónsul, o la verdad no sé cómo está la onda...

domingo, 13 de mayo de 2012

capítulo sexagésimotercero: el juego

"Jugué a ser la muerte. No la muerte verdadera sino aquella alegórica y antropomórfica de los cuentos y poemas, la que puede ser madrina de un hombre o hacer bailar a los cadáveres al compás de su violín."

Soldados españoles del siglo de oro, piratas, asaltantes de bancos prófugos de la justicia, pícaros, burladores, celestinas, bravucones, esquizofrénicos paranoicos violentos, caballeros, hechiceros, brujas, oficiales del ejército británico, lores, almirantes de la armada británica, marinos británicos, almirantes de la armada española, genios del mal, y demás tipos que me haya encontrado en mis incursiones literarias (y que ahora no tengo presentes), han dejado una honda impresión en mí, en mi mundo interior, en mi mente, donde ya no pueden hacerle daño a nadie (excepto quizás a mí).

Es un hecho incontrovertible que admiro el valor de los tercios españoles y demás hombres de armas hispánicos que habitaron esa nebulosa región cronológica denominada con imprecisión (porque atraviesa dos y no uno) Siglo de Oro español. Lo dijo Pérez-Reverte en las primeras líneas del Capitán Alatriste, "no era el hombre más piadoso, ni el más honesto... pero era un hombre valiente". Y así, habrán sido muchos otros. Pero, en esta mentira que se llama historia no queda nada realmente claro; será por eso que prefiero la versión literaria, porque no me creo la oficial, y al final todo es un gran rollo y nada más.




cita petoulquiana: monedita de oro

"No soy monedita de oro
Pa' caerle bien a todos,
Así nací y así soy,
Si no me quieren... ¡ni modo!"

De la canción "Monedita de Oro" de Cuco Sánchez

viernes, 27 de abril de 2012

El poema I en su versión original

La noche color ámbar
Oculta la oscuridad a nuestros ojos.
El silencio abruma
Porque es sólo la negación de la vida que no es vida,
De las máquinas que pretenden estar vivas.
¿Cuál es el significado de todo esto que veo (y de lo que no veo, también)?
¿Qué solución hay para este dédalo sin salida?
Yo soy antihéroe y monstruo a la vez,
¿Dónde está el numen que salve este día?

El silencio de la calle
No es sino una ilusión,
Como lo es la luz ambarina
Que niega la oscuridad,
Que niega la verdad.

La verdad es el ruido y la oscuridad,
La verdad es que el silencio oprime por su falsedad, porque niega el tic tac de la bomba de tiempo que está a punto de estallar.

jueves, 26 de abril de 2012

cita petoulquiana: un acto de inocencia

"Crear es un acto de inocencia; un juego. Sólo como si jugáramos podemos hacer algo serio. En literatura lo que se hace demasiado en serio deja de serlo para convertirse en algo pesado y tedioso. Una novela es un árbol, no un tratado. Para que ese árbol no se malogre, el artista debe saber el terreno que pisa."

Arenas, Reinaldo. Necesidad de Libertad. Mariel: testimonios de un intelectual disidente. Kosmos - Editorial, S. A. Costa Rica, 1986. p. 30

jueves, 19 de abril de 2012

capítulo cero: la inevitable vida

Así, sin ninguna ceremonia, la vida me está sacando del fondo otra vez. No me avisó, no me preguntó nada, simplemente me forzó a salir de este chiquero que llamo habitación, de este alboroto lleno de columnas de libros apolillados y montones de papeles con apuntes de textos que, quizás, nunca verán la luz.

Nuevamente, me ha enseñado la vida que las cosas no son como yo creo (al menos, no todas). Siendo como soy, pesimista, debo reconocer que la vida parece tener siempre una vuelta de tuerca que no me espero (aun cuando, el paso del tiempo, sin mayores variaciones, no me ayuda a ser menos escéptico).

lunes, 16 de abril de 2012

segundo aforismo petoulquiano


En vista de los últimos sucesos, concluyo:

"Es una mierda de planeta aquel en donde sobran los infames monarcas (calificar de noble al Rey de España sería irónico, pero esto es extensivo: todas las monarquías son infames) y escasean los nobles elefantes (cuyo Rey Babar es el único monarca realmente noble que he conocido, pero no el único elefante noble)."

Y es el colmo cuando la escasez de los segundos es causada directamente por uno de los primeros.

(La referencia al Rey Babar fue inspirada por el Cartón de Eduardo Salles "Babar responde")

sábado, 14 de abril de 2012

Poema I: Sin título

Noche en la ciudad:

Todo es negación.

Vida que no es vida: máquinas que pretenden.

La negación de la vida no es vida,

¿Cuál es el significado de esto que veo (y no veo)?

¿Qué solución hay para este Dédalo sin salida?

¿Dónde está el numen que salve este día?



El silencio de la calle no es sino mera ilusión,

Como lo es la luz ambarina que niega la oscuridad:

Que niega la verdad.

La verdad es el ruido y la oscuridad,

La verdad es el silencio que oprime por su falsedad,

porque trata de acallar el tictac de la bomba que está a punto de estallar...

lunes, 9 de abril de 2012

capítulo sexagésimoprimero: cámara

¿Será que hay coincidencias? ¿qué pensar, por ejemplo, de la conjunción de tres eventos, aparentemente coincidentes, (uno muy íntimo, por su naturaleza familiar y con ello quiero decir: de lazos de sangre, de orgullo de padre, de fascinación por las inquietudes de nuestros hijos; otro más, también un tanto familiar, porque envuelve también a un miembro de mi familia, es más al mismo del primer evento; y un último, muy propio, aún cuando ajeno en gran parte, pero que viene a explicar literariamente todo lo anterior) en un solo día?

El día (domingo de pascua), cuando la Petoúlquina decidió utilizar por primera vez la cámara, obsequio de su madre, y le pidió a su padre, el tal Petoulqui, que le regalara un rollo por tal motivo; es decir, el día en que la Petoúlquina tomó, no sus primeras fotos pero sí, las primeras fotos con "su cámara", y que lo hizo de manera concienzuda, tratando de aprender la técnica de su padre (quien, por cierto, no es un Peto Parker de la fotografía, recordando al amistoso vecino arácnido). Ese día en particular, una mujer desconocida, posiblemente turista, probablemente desconocedora del idioma español, decidió a su vez tomarle a la Petoúlquina una, primera y única, foto, para añadirla a su colección personal (la de la turista, pues); toma fotográfica, la cual tomó por sorpresa al Peto (nótese mi tendencia a redundar), quien no supo si tratar de detener la acción, dejarla ser, o qué. Luego, el Peto reflexionó acerca del hecho y justificó su omisión en cuanto a que la Petoúlquina, al momento de ser fotografiada, estaba siendo maquillada para parecer una gatita (ya saben Vds., le estaban pintado la carita; pintacaritas se llama esa forma de arte). La inexperiencia del Peto con respecto a la fotografía (no total inexperiencia, pero hasta cierto punto), lo hacía preguntarse si era válido que un desconocido lo capte a uno sin pedirle permiso primero. Inevitable la paranoia surgida en él por la imposibilidad de no sentirse observado todo el tiempo en esta sociedad orwelliana que habitamos y completamente frustrado su anhelo de privacidad, de respeto al espacio personal de cada uno.

Pero, en fin, ni la Petoúlquina pareció molestarse por el hecho de ser captada en esa toma, ni la turista pareció pretender más que captar lo "pintoresco" de Guatemala, a través de fotografiar a una niña del país (o tal vez pensó, simple y llanamente, que la niña era muy linda; más orgullo de padre, vos diréis); así que el Peto, a lo mejor, debió dejar pasar el suceso sin mayores miramientos. Ahora bien, en su fuero interno deseó que la fotografía hubiera sido saboteada por la misma intrusión del suceso, y que en ella aparecieran todos los elementos de la toma, exceptuando a la Petoúlquina. Pero esto no es más que un triste consuelo petoulquiano.

Bien, el tercer evento fue que el Peto comenzó a leer "Las babas del diablo" de Cortázar. Y, claro, no les voy a decir de qué se trata el cuento, pues nunca me han gustado los "spoilers"; si a Vds. les interesa buscarán la referencia (que cuando yo las hago, nunca son en vano), y quizás entiendan porqué me pareció todo esto tan coincidente.

domingo, 8 de abril de 2012

Paréntesis: Mis muchos nombres...

O bien, los muchos nombres del tal Petoulqui (supuestamente muerto, según mencioné hace un tiempo; pero, "mala hierba nunca muere... pero vive mal", como decíamos con el Papaolo):

  1. Petoluqui
  2. Pelotuqui
  3. Petroluqui
  4. Pietro Lucky
  5. Peloulqui
  6. Petoliqui
  7. Petuqui
  8. Petoballs
  9. Petolouqui
  10. Peotoulqui
  11. Petuolqui
  12. Pedoulqui
  13. Petolqui
  14. Petrochelli
Esta lista la publiqué hace años en la entrada número 100 del blog, pero hoy revisando me fijé que a todos estos nombres (deformaciones, variaciones, etc.) les hacía falta un compañero:

Pellegrini

Hace años, una de las Petunias me llamó así, y se me había pasado mencionarlo.

martes, 3 de abril de 2012

Narrador invitado: J. Lobos

Hace mucho tiempo que no publicaba la obra de un narrador invitado. Pero me impresionó tanto el cuento que hoy les presento, que le pedí autorización a su autor para dejarme compartirlo con Vds. Siento gran admiración por alguien que puede escribir un cuento infantil (espero algún día poder hacerlo yo mismo con tanto éxito, aún cuando ya por ahí anda alguno de mis intentos). Habiendo presentado mi sincero entusiasmo acerca de la obra, les dejo este relato de J. Lobos:

Cuento primigenio

Cierto día la mamá de Juanito le pidió que llevara unos tamales que había hecho a casa de su tío Chente y su tía Tencha, lo cual para variar no hizo mucha gracia al patojo, pues tenía que caminar por dos horas en medio de espesa selva del Caribe de Guatemala. Armado con su resortera se encaminó fuera de la aldea, internándose por el camino de los siete altares, montaña adentro, para encontrar la parcela de sus tíos.

A Juanito le gustaba el río Quegueche porque en las cascadas que forma se criaban los minúsculos pececillos que al nadar con él le mordían la planta de los pies haciéndole cosquillas. No resistiendo la tentación y el calor veraniego se metió a nadar dejando el canasto con los tamales sobre una roca alta para evitar que cayeran al agua.

Nadó un buen rato, vio navegar los barcos de hojas secas en la corriente del río, a ratos una jaiba bebé caminaba por la orilla y topaba con una de estas embarcaciones, enfrascándose en una lucha de honor por no ceder el paso. Entre sus juegos favoritos estaba el tratar de atrapar los peces en su puño, que al cerrarlo salían disparados bajo del agua.

En una de esas salidas va viendo a un par de pizotes dándose una hartada de tamales de lo más tranquilos. Salió como una flecha y de un solo tomó la resortera y a pedrada limpia les arrancó lo que quedaba del encargo familiar, es decir casi nada.

- Hoy sí me va a caer! -se decía Juanito mientras un nudo en la garganta se le cerraba y no dejaba escapar un lagrimón (pues los hombres no deben llorar).

- Que te pasó vos? – escuchó. Volteando a ver a una quija sobre una piedrota.

- Este par de pizotes pisados me dejaron sin los tamales de mi tía.

- Pedile ayuda a ese mono araña que esta va de columpiarse allá arriba.

- Vos mico araña, me podés ayudar?

- Cómo que vos mico araña? “Señor Mico”, vos patojo.

- Señor Mico, puede usted ayudarme con este problema? Necesito conseguir unos tamales con urgencia!

- Tranquilo mijo, acá tengo algo mejor que los tamales, que seguro les gustará.

Seguidamente el Señor Mico, se paseó ruidosamente de un árbol a otro buscando entre las ramas, le tiró un par de bolas verdes y amarillas: Un par de mazapanes grandotes como cocos maduros.

Más que contento, Juanito se encaminó, ahora sí directo a su destino, dejando atrás los peces, el río y a sus amigos animales.

jueves, 29 de marzo de 2012

Cuento original: El tiempo es oro

Saturnino odiaba trabajar en la maquila, no sabía muy bien porqué; y siempre llegaba tarde. Pero, ¿qué importaban sus retrasos, si de todas maneras siempre los sacaban mucho después de la hora de salida? ¿Y qué era eso de que el tiempo es oro, si recibían tan poca paga por tantas horas de trabajo? Un día pensó que ellos, los obreros, merecían un mejor salario, y comenzó a comentarlo con sus compañeros; su amigo Pepe le dio la razón, pero los más viejos ya habían tenido sus experiencias con los sindicatos y sentenciaron: “Olvídense de esas ideas, patojos. Sólo sirven para perder el tiempo... o la vida”. Los otros obreros, indiferentes, se alejaron en silencio.

La novia de Saturnino, Gayita, al verlo esa noche, también estuvo de acuerdo en que los obreros merecían un mejor salario. Era extraño, pensaba Saturnino, cuando estaba con ella, el tiempo se le pasaba volando, pero en la fábrica, las horas parecían interminables.

Más tarde, Saturnino soñó con su tío, quien años atrás había desaparecido del mapa; el tío le decía que convenciera a los otros obreros de que era justo exigir un mejor salario, y que fueran a la huelga si los dueños de la maquila no accedían.

Al día siguiente, no tuvo tiempo de contarle a Pepe sobre su sueño sino hasta que salieron del trabajo, ya de noche. Pepe pareció entusiasmarse y le reiteró su apoyo. Saturnino se sintió feliz y pensó que ahora sí alcanzarían la anhelada meta del salario justo. Caminaban por la calle, estaba un tanto oscuro, así que nadie advirtió cuando Pepe empujó a Saturnino para que lo atropellara ese camión. Porque claro, Pepe estaba secretamente enamorado de Gayita.

domingo, 4 de marzo de 2012

Versificación V: "¿A la Beat?"

Escucho cantar un gallo
Y no sé si es de día o de noche...
¡Mentira! Sí lo sé, pero
Me gusta jugar con la posibilidad del desconcierto.

Mientras camino por la sucia calle,
En la penumbra que produce el alumbrado público color ámbar,
Un indigente me llama: ¡Músico!
Yo soy "el músico", pero es él quien quiere una audiencia que atestigüe su existencia...

lunes, 20 de febrero de 2012

Paréntesis: Hoy hace cuatro años...

El 20 de febrero de 2008 comencé a escribir en este blog. Ahora cuando leo las entradas antiguas, me doy cuenta de que he cambiado al escribir; definitivamente, uno no puede ser el mismo permanentemente. He cambiado de opinión muchas veces. Esto es algo que no puedo cambiar en mí, al menos así ha sido hasta ahora. Y ha cambiado la forma, la técnica... el estilo.


lunes, 13 de febrero de 2012

cita petoulquiana: ¿revolucionarios?

"... Lo demás es no entender qué cosa es una revolución. Las revoluciones las hacen hombres de carne y hueso, no santos, y todas terminan por crear una nueva casta privilegiada."

Fuentes, Carlos. La región más transparente. Edición Conmemorativa. Alfaguara. México, 2008. p.p. 130

sábado, 11 de febrero de 2012

capítulo sexagésimo: política animal V "¿crueldad?"

Describo brevemente lo que presencié hace unas semanas:

Un grupo de hormigas cargaba a una cucaracha aún viva, sujetándola incluso por las antenas, pared arriba (no sé si me sorprendió más la literal verticalidad del procedimiento o esta escena para mí nunca antes vista). Por supuesto, no hice nada al respecto; ¿por qué habría de interferir en algo así? Sin embargo, no pude evitar pensar que lo que presenciaba, más allá de suceder en un ámbito completamente ajeno a mi competencia, era un acto de crueldad. O dicho de otra manera, que el mundo de los insectos era bastante salvaje (al escribirlo me parece un tanto estúpido el planteamiento)... brutal.

(hasta me dan ganas de escribir una de esas moralejas, según yo irónicas, que agregaba al concluir algunos de mis cuentos, ¿qué clase de criatura atormentaría a uno de sus semejantes de esa manera? y bla, bla, bla. Por obvio que parezca, siempre hay alguien que dice no entender: claro, el ser humano)

En fin, hoy un profesor nos dijo en la Universidad que la Naturaleza no puede caer bajo el espectro de lo que nosotros culturalmente denominamos bello o feo y, por extensión supongo, cruel o compasivo.

lunes, 6 de febrero de 2012

Paréntesis: Algunas consideraciones...

Es tarde. No tengo demasiado tiempo para escribir, pero es entonces cuando lo hago mejor; es decir, bajo presión. Podría pasar horas (y no creo que sea una exageración) justificando lo de "mejor", o más bien, de manera estúpidamente modesta (falsamente modesta), disculpando esa autopromoción. Pero, en todo caso, qué más da. Primero, ¿quién lee este blog? Y, segundo, para qué engañarnos, cada quien juzga como mejor le parece.

En fin. La idea de este paréntesis es hablar conmigo mismo, en primer lugar, como siempre, y si alguien más lee, pues magnífico (palabra que nunca o casi nunca uso).

Sólo quiero recordarme (recordarnos) cómo fue que comencé a escribir como lo hago ahora. Es decir, en este formato electrónico (porque lo que es escribir en cuadernitos, desde que tenía 8 ó 9 años, plagiando a Hans Christian Andersen).

Todo comenzó con ese diario de Hi5 (y les sigo regalando la publicidad), cuando escribía mis comentarios numerados y también aquellas anécdotas musicales. Subí algunos de mis cuentos (los que se encuentran también aquí en el blog). Luego, el Oswaldo me sugirió abrir un blog; por esa época yo leía lo que aquel publicaba en el suyo, La Virtual Alteridad para quien no lo recuerde. Comencé esto llamado "Las Aventuras de Petoulqui". Y de manera inconsciente he visto cómo con los años han disminuido las publicaciones: 92 en el 2008, 59 en 2009, 38 en 2010, 22 en 2011 y, sin contar este paréntesis, 2 en 2012.

Una idea ha resonado en mi mente cuando he buscado alguna explicación para este fenómeno. ¿Por qué no escribo? Pues, simplemente, porque no tengo nada qué decir. No es sólo de ponerme a llenar espacio porque sí, o por "método". Que, si bien pienso que es necesario mejorar la técnica, desarrollar el estilo (lo que sea que esto signifique, no es que no tenga ideas al respecto sino que están algo enredadas), por otra parte pienso y, aún más, siento que no hay nada que quiera decir, nada que valga la pena.

Quizás esto se deba a que no he distinguido bien entre lo que es la creación literaria puramente y lo otro, a lo cual me referiré como "la opinión".

No puedo decir que ya esté cansado de mis juegos de ingenio, que a decir verdad me parece que no a muchos les parecen ingeniosos, pero creo que, para bien o para mal, no son necesariamente lo que más me interesa.

Contradictorio como siempre, finalizo la entrada sin mayores conclusiones constructivas; pero en virtud de los acontecimientos presentes (no necesariamente los del Mundo sino los de mi Mundo), esperaría que estas conclusiones fueran, más bien, destructivas. Una vez más, no destructivas para los otros sino para mí mismo, y no desde una perspectiva nihilista sino, paradójicamente, creativa.