lunes, 31 de octubre de 2011

cita petoulquiana: el vacío...

"No pedimos ser eternos; pedimos tan sólo no ver que los actos y las cosas pierden de repente su sentido. El vacío que nos envuelve, se hace entonces patente..."

De Saint-Exupéry, Antoine. Vuelo Nocturno. Plaza & Janés, S. A. Editores. Quinta Edición. España, 1980. p. 109

miércoles, 26 de octubre de 2011

Paréntesis: Ni me gusta el fútbol...

Pero esta canción (Santa Maradona de Mano Negra) me ha gustado desde que la escuché:



miércoles, 19 de octubre de 2011

capítulo quincuagésimooctavo: petoulqui ha muerto...

O eso creo. La verdad es que no sé cómo podría seguir con vida después de tanto tiempo; honestamente, ya no me siento muy petoulqui.

Creo que Petoulqui, o más bien petoulqui (así con minúscula), va a quedar como un término, una palabrita, que me inventé, o más bien descubrí. Una palabra sin definición clara, un adjetivo que describe de manera difusa. Ej: Él es bastante petoulqui. ¿Qué sería eso? Incluso si lo uso como un sustantivo común. Ej: Él es un petoulqui. ¿Qué demontres significa eso? Es algo bien vago, tiene un sentido muy amplio. Cualquiera podría decir, "Yo soy un petoulqui", usurpando calidad, o incluso robando identidad podría afirmar, "Yo soy Petoulqui". ¿Y qué podría hacer yo? Pues, nada.

Ya una vez lo había dejado por escrito (o tal vez no, mi memoria no es tan confiable, según he comprobado), este blog podría llamarse ahora: Las aventuras de julio. Pero no suena muy pegón (Ja-ja, como si lo de petoulqui fuera muy pegón).

Bueno, como sea, creo que de ahora en adelante, o no firmo los comentarios (mis respuestas a las miles de reacciones de los millones de lectores de este blog...) o los firmo como Julio. Igual, los comentarios seguirán apareciendo como emitidos por Petoulqui, que será un seudónimo y nada más.

Paréntesis: El riesgo

Y así, después de un montón de tiempo (ya no sé cuánto) he decidido retomar el blog.

La verdad, me entretiene publicar. Dejé de hacerlo porque sentí que no tenía nada qué decir, ahora siento que sí. En estos casos creo que me importa más mi opinión que la de cualquier otra persona.

Esto del blog es una bitácora, de modo que debería de escribir acerca de lo que me pasa; sin embargo, prefiero, más que escribir acerca de lo que me pasa, consignar lo que pienso acerca de lo que me pasa; de hecho, también lo que siento.

Entonces, tomo el riesgo de escribir de nuevo. A ver qué pasa...

martes, 4 de octubre de 2011

capítulo quincuagésimotercero: la inmolación

Primero, lo colgaron de una cuerda. Luego, lo apalearon hasta dejarlo retorcido y deforme, incluso desprendiéndole trozos de su ropa. Finalmente, la concurrencia se acercó y arrancó pedazos de su cuerpo, porque querían comerse lo que había en sus entrañas.

Algunos podrían pensar que romper una piñata con forma de payaso es un acto de violencia. Otros, quizás piensen que es una forma de revivir los rituales de los antiguos sacrificios prehispánicos.