lunes, 24 de diciembre de 2012
Versificación XXVII: Juego de sombras
No importa que yo ya me sepa el juego
Me distraigo y se me olvida
Camino aparentemente solo
Solo con mi sombra
Y de repente
Veo venir la sombra de alguien más por detrás
Y me asusto
O más bien me asusta
Otra de mis sombras que nos sorprende por detrás
A mí y a la sombra que caminaba conmigo
miércoles, 19 de diciembre de 2012
capítulo septuagésimosexto: los zopilotes
lunes, 3 de diciembre de 2012
capítulo septuagésimoquinto: taller literario
"¿Y si el sacristán hubiera estado en el campanario?", preguntó la Petoúlquina.
"¿Qué hubiera pasado?", le repliqué yo, con una pregunta-respuesta.
"Pues que le hubieran dolido los oídos", me dijo.
"Entonces, la cosa va así: El sacristán está subido en el campanario y de repente suenan las campanas y esto le causa dolor de oído. Pero, ¿por qué estaría subido en el campanario?"
"Pues para limpiarlo."
"Entiendo. Ahí tenés un motivo. A ver: El sacristán se subió al campanario para limpiarlo, y de repente sonaron las campanas, lo cual le causó dolor de oídos. Pero, ¿quién hace sonar las campanas si el sacristán está subido en el campanario...? Ya sé, el párroco hace sonar las campanas porque no encuentra al sacristán por ninguna parte y ya casi es hora de la misa y hay que llamar a los feligreses..."
"Y cuando suenan las campanas le duelen tanto los oídos que hasta le sangran..."
"Vaya: Al sacristán le sangraron los oídos porque sonaron las campanas justo cuando estaba subido en lo alto del campanario limpiándolo. El párroco, al no encontrar al sacristán por ninguna parte, decidió hacer sonar él mismo las campanas, para llamar a los feligreses, porque casi era hora de la misa..."
"Pero, mejor que el sacristán se caiga del campanario del susto, pero que no se mate..."
"Muy bien: El sacristán se cayó de lo alto del campanario y, asombrosamente, no se mató. Había subido a limpiar, cuando de repente sonaron las campanas. El párroco, al no encontrar al sacristán por ninguna parte, había decidido él mismo hacer sonar las campanas para llamar a los feligreses, porque casi era hora de la misa... Además, tenía sus razones para pensar que el sacristán era un irresponsable porque éste siempre ofreció, 'Hoy voy a limpiar el campanario', y nunca lo hizo; incluso después pasó de su idiosincrasia Carpe Diem a una tendencia más futurista, 'Mañana sí limpio el campanario', pero el mañana nunca llegó."
"Pero que lleguen los bomberos a rescatarlo... o no, mejor, que no lleguen..."
"Pues, estaría bien que llegaran los bomberos, haciendo sonar sus campanas. Entonces, tendríamos dos tipos de campanas, algo así como en el poema de Edgar Allan Poe: Campanas."
"Mmmmmm..."
"Bueno, empecemos así la narración: El sacristán se cayó de lo alto del campanario y, asombrosamente, no se mató. La vista desde ahí lo había impresionado, por eso el ruido lo sorprendió. Había subido a limpiar, cuando de repente sonaron las campanas..."
martes, 27 de noviembre de 2012
cuarto aforismo petoulquiano
Usuarios de los navegadores de la red, uníos. Lo único que podéis perder es vuestra conexión a Internet. Igual, tenéis toda una vida real por recuperar.
miércoles, 31 de octubre de 2012
cita petoulquiana: moraleja
en la que ama luz augusta.
Así, lector erudito,
quien la razón avasalla;
por seguir el apetito;
en su misma pasión halla
quien castigue su delito."
Dr. G. G. (Rafael García Goyena)
Fábula Moral: La mosca, la hormiga, y la palomilla
Escritos del Doctor Pedro Molina, Tomo I, El Editor Constitucional. Editorial "José de Pineda Ibarra". Segunda edición. Guatemala, 1969. p. 441
Para leer la fábula completa: www.poesiacastellana.es
viernes, 26 de octubre de 2012
Poema VIII: Ratón Blanco
Recorriendo el centro como si fuera un laberinto
No me interesa qué hay detrás de las fachadas de cartón
O más bien no quiero saberlo
Voy rápido
Como si algo me persiguiera
Sin saber quién o qué
Evito los obstáculos
Trato de no entrar en callejones sin salida
No soy más que un ratón blanco asustado
miércoles, 24 de octubre de 2012
capítulo septuagésimocuarto: la mujer monstruo
Su indiferencia hacia mí no contradecía una aturdidora aura de prepotencia, que ella irradiaba.
Pensé que la mitología mentía (¿qué tal de petogrulladas?): las mujeres monstruos no son horrorosas. Pero eso sí, son capaces de convertirlo a uno en piedra si se deja intimidar por la mirada que proyectan esos ojos.
martes, 23 de octubre de 2012
capítulo septuagésimotercero: la mujer de mis sueños
Aún así, después de pasar la noche juntos, me pareció que hubiera sido desconsiderado de mi parte no preocuparme por su bienestar cuando al día siguiente ella me dijo que se sentía mal.
Inmediatamente pensé en conseguirle algo caliente para que bebiera; se lo tomó y se sintió mejor. Me lo agradeció mucho.
Creo que le agradó mi gesto, tal vez le pareció tierno, hasta algo inexplicable. A fin de cuentas, ella no sabía que habíamos pasado la noche juntos. El que tuvo ese sueño fui yo.
jueves, 18 de octubre de 2012
capítulo septuagésimosegundo: verdadera imagen
Después me dijo que ella sabía que yo no era un mercader de las letras, que yo era un lector dedicado.
Entonces, yo sentí deseos de subirla a mi barco, zarpar y huir con ella. Me imaginé los problemas que aquello ocasionaría y, por lo mismo, se lo declaré, no con pena sino en su gloria, "por mujeres como Vd. se han librado guerras".
Pero no, me corrijo, se lo hubiera dicho al huir con ella, si yo tuviera un barco y si la hubiera convencido de acompañarme, si ella no fuera leal a su marido y verdadera al decirme que lo es.
Lo que hice, eso sí, fue adorarla sin decírselo (pero ella intuyéndolo, claro está, porque es leal, es verdadera, pero también es perspicaz) y desearle que pasara una feliz noche.
martes, 16 de octubre de 2012
Poema VII: La vida es olvido
Porque han olvidado que al final no son más que muertos
Muertos fueron
Muertos serán
La vida es olvido solamente
Qué será la muerte entonces.
domingo, 14 de octubre de 2012
lunes, 1 de octubre de 2012
cita petoulquiana: la caída de la primera injusticia
No fue el dolor, sino la falta de lealtad lo que paralizó a Peter Pan hasta dejarle completamente indefenso. No supo sino quedarse mirando a su enemigo, horrorizado y con los ojos muy abiertos. Todos los niños se quedan así, como Peter Pan se quedó entonces, cada vez que se los trata con injusticia. Una vez los hacemos nuestros, lo mínimo que esperan de nosotros es nuestra lealtad. Después que hemos sido injustos con ellos, nos amarán aún, pero nunca serán los mismos que eran; ninguno vuelve a levantarse de la caída de la primera injusticia. Ninguno, excepto Peter Pan. Porque Peter Pan, tantas veces como tropezaba con la injusticia, volvía a olvidarla, y acaso era ésta la diferencia real que existía entre él y los demás niños.
Del Capítulo VIII "La Laguna de las Sirenas" de Peter Pan y Wendy de J. M. Barrie
viernes, 28 de septiembre de 2012
capítulo septuagésimoprimero: ironía
Peto: Sí, me encantaría, me parece superdivertido...
La petoúlquina: ¿En serio?
Peto: No, estoy siendo irónico.
La petoúlquina: ¿Qué es irónico?
Peto: Ironía es decir lo contrario de lo que se piensa.
La petoúlquina: Ah. Entonces, ¿no te gustaría aprender a patinar?
Peto: Me encantaría...
La petoúlquina: Estás siendo irónico.
lunes, 17 de septiembre de 2012
cita petoulquiana: argumento/novela
Unamuno, Miguel de. San Manuel Bueno, mártir, y tres historias más. Espasa Calpe. Novena edición. España, 1974. p.p. 96-97
domingo, 16 de septiembre de 2012
cita petoulquiana: fabricante de novelas
Unamuno, Miguel de. San Manuel Bueno, mártir, y tres historias más. Espasa-Calpe, S.A. Novena edición. España, 1974. p.93
viernes, 14 de septiembre de 2012
Versificación XXIV: A la Patria
Color del cielo
Como ahora que las nubes se juntan dejando caer sobre nosotros toda su pesadez
Golpeando levemente pero sin parar
Zopilote debía de ser el ave
Que circunda ese gris pedazo de cielo en que se amontonan las nubes grises
Ese zopilote que se harta de la mayor producción nacional
La muerte
De fuego debía de ser el árbol
Y no me pregunten por qué
Si Vds ya deberían de saberlo
lunes, 10 de septiembre de 2012
capítulo cero: esperanza
Hay una esperanza atrapada en mi cuarto.
O quizás no es que esté atrapada, quizás se metió por su gusto y gana. A lo mejor simplemente no quiere salirse.
Es un bichito verde que anda brincando de un lado al otro y no tiene ninguna intención de ocultarse, más bien quiere hacer patente su presencia (ya se lanzó contra mi ojo, en caso de que hubiera tenido la menor intención de ignorarla).
No sé porqué estos bichitos, las esperanzas, tienen por costumbre aparecerse cuando todo parece más perdido o simplemente desesperante; y bueno, a veces, también aparecen cuando la vida parece insignificante (ésta es la palabra, citando a aquella joven del grave sobrenombre).
En fin, creo que esta esperanza ya hasta me picó. Supongo que tendrá una agenda secreta, la cual incluye impedirme continuar sintiendo la misma depresión que es como el bajo continuo de mi existencia (no es para tanto, es sólo que hay gentes felices y yo no soy así), al menos por unos cuantos compases de descanso.
Esta noche no he escuchado a los mosquitos, sólo (sic) a esta esperanza impertinente. Supongo que debo agradecerle a la verde molestia que persiste en convertirme en cándido optimista.
lunes, 27 de agosto de 2012
capítulo septuagésimo: la ilíada
"No", le respondí.
Me imagino que tuvo el valor de preguntarme porque ya le había hablado yo, un par de paradas atrás, cuando me pidió permiso para sentarse en el asiento de la ventana. Yo me levanté (estaba en el asiento del pasillo), y quise hacerme a un lado, pero ella trató de pasar conmigo en medio. Entonces le dije, "si me deja sacar la pierna, yo la dejo pasar a Vd.". Ella me dijo, "vaya". Y así, me quité y ella llegó hasta su asiento.
Me volví a sentar y me puse a leer el canto XXIII de La Ilíada, por dos razones: una, porque ya casi terminaba y tenía ganas de leer lo último; y dos, porque tengo una comprobación de lectura de esta obra.
Y entonces, mientras leía cómo Aquiles lloraba a su amigo Patroclo, ella me preguntó: "¿Y no se aburre de estar leyendo?" (Y aquí he hecho uso de esa técnica tan empleada por los rapsodas: el estribillo. Por eso volví a escribir la pregunta y no porque me guste estar redundando, qué la gran... ;)
Y como ya saben, yo le respondí que no. Pero no lo hice pesadamente (como puedo llegar a hacerlo), más bien fue con sorpresa.
Entonces, yo también le hice una pregunta, "¿Y a Vd. no le gusta leer?". Y me dijo que sí, pero que como hacía tanto calor, y el viaje en el bus provocaba sueño, que no le parecía la atmósfera propicia (tal vez esto último lo estoy adornando un poquito). En fin, me preguntó que qué estaba leyendo.
Y yo le respondí, mostrándole la portada del libro: "La Ilíada". Y tratando de explicar la ilustración que, incluso para mí que estoy leyendo la obra, es algo ambigua, le dije, "éste que está aquí debe de ser Aquiles, el más fuerte de los griegos." (O su mejor guerrero, algo así debí de decirle)
"¿Y de qué trata?"
Entonces, supuse que debía de hacer uso de mi poder de síntesis, un poco débil para explicar obras narrativas. Pero me propuse omitir deliberadamente muchísimos detalles:
"La obra trata de la cólera de Aquiles, el mejor guerrero griego. Los griegos fueron a atacar una ciudad llamada Ilión (por eso la obra se llama Ilíada). Llevaban 9 años afuera de sus murallas tratando de destruirla. Todo porque a uno de los griegos, Menelao, le robaron la esposa, Helena. Esto lo hizo Paris, príncipe de los troyanos, porque Ilión era una ciudad de Troya, la más importante. Pues, en ese noveno año, de repente los griegos comenzaron a morirse de una enfermedad y esto era porque el rey más poderoso de los griegos, Agamenón, hermano de Menelao, se había robado a Criseida, hija de un sacerdote de Apolo, el dios de la luz, que les lanzaba flechas mágicas para matarlos. Entonces, un adivino les dijo que si Agamenón devolvía a Criseida con su padre, se calmaría el dios. Aquiles estuvo de acuerdo. Agamenón dijo que lo haría, pero que por la imprudencia de Aquiles, se quedaría con Briseida, la esclava de éste. Aquiles quiso matar a Agamenón, pero lo detuvo Palas Atenea, otra diosa. Aquiles enfurecido se retiró y dijo que no peleaba más para los griegos. Y ahí comenzó lo malo para los griegos, porque empezaron a perder la guerra. La cosa iba tan mal que le rogaron a Aquiles que regresara a pelear y él dijo que no. Pero como los troyanos ya habían llegado a las naves, porque los griegos vivían en tiendas cerca de sus naves a la orilla del mar, Aquiles decidió dejar que su mejor amigo Patroclo, visitiera su armadura y fuera a pelear por él. Los troyanos tuvieron que retroceder pero Apolo hirió a Patroclo por la espalda y Héctor, otro príncipe troyano, el más fuerte de los troyanos, lo remató y cuando Aquiles supo esto, entonces..."
"Ya me tengo que bajar", me interrumpió ella.
Entonces, nuevamente me quité para que pasara.
"Suena interesante", me dijo cuando caminaba hacia la salida.
"A lo mejor algún día le dan ganas de leerla", le dije antes de que se fuera.
Me respondió algo más, pero no le entendí. Y así se fue, sin saber el desenlace de una de las más grandes obras de la literatura universal, y ni falta que le hace el saberlo. Pero yo, no me aburro de leer tampoco.
viernes, 24 de agosto de 2012
capítulo sexagésimonoveno: selenocéntrico
Y otro día, me dejó bien claro, "¿te has fijado que cuando estoy presente, yo siempre soy el centro de atención?"
Desde entonces, yo vivo en un sistema selenocéntrico.
martes, 21 de agosto de 2012
capítulo cero: la vida misteriosa
miércoles, 15 de agosto de 2012
Versificación XXI: Reflexión II
Eso sí sería verse al espejo
O más bien sería verse viéndose
Y es que sólo alguien que nos ve desde fuera nos ve realmente
Sería salir de sí para poder ir adentro
Internarme en mis propios ojos
Ser yo y ser otro
Ir del otro lado tan sólo para volver
lunes, 13 de agosto de 2012
Versificación XX: Reflexión
(Mas no todos) los reflejos no producen personas.
Hay espejismos que parecen seres
Y seres que parecen espejismos.
Las ventanas son para ver hacia fuera o hacia dentro,
Pero si en una de ellas podés ver tu reflejo
Debe ser que el vidrio está opaco como aquellos ojos
Que al mirar en ellos no te dejan ver el interior de quien te mira
Sino tu propia imagen reflejada.
jueves, 26 de julio de 2012
capítulo sexagésimooctavo: maricastaña
miércoles, 18 de julio de 2012
cosas que me gustaría responderle a la gente (pero que nunca les voy a decir) # 1
Respuesta en mi mente: "Comadrita, si a Vd. yo le parezco canche, se me hace que tiene que ajustarle los colores a su televisión."
domingo, 8 de julio de 2012
Versificación XVI: Gentil
Mi solución al siete por ciento,
Tras mis largos períodos de aburrimiento
Una inyección de Vd.
Me causa una efímera pero deliciosa euforia
Y Vd. es
(también)
El cisne negro de Darío
Que en la penumbra canta perenne:
"¡La aurora es inmortal, es inmortal, es inmortal!"
Y a veces,
A veces,
Vd. es "gente",
Según Vd. misma me ha dicho.
lunes, 25 de junio de 2012
Versificación XIV: Amores eternos
Han durado un par de años meses días y hasta horas
Mis amores trágicos desde fuera parecerán cómicos
Todos mis dolores
Mis angustias
¿Qué son?
Tan colosales para mí
Tan diminutos para los otros
Eternidad tragedia angustia
Muerte comedia calma
En la muerte habrá calma
Al final la tragedia es y siempre será comedia
Pero en el amor... en el amor invariablemente habrá angustia
domingo, 24 de junio de 2012
capítulo sexagésimosexto: inerte
"No, mija, inerte significa quieto, no que esté muerto."
"Pero si la señorita nos dijo."
"Sí, pero mirá, lo que pasa es que inerte viene de inercia. Eso es que las cosas o están quietas o en movimiento, a menos que algo las haga cambiar ese estado."
"No, inerte es muerto."
"Mirá, pues, uno dice que un cuerpo está inerte cuando se murió porque ya no se mueve. Pero una piedra no se mueve, ¿acaso las piedras están muertas?"
"Sí, están muertas..."
"Vaya, ¿y cuándo estuvieron vivas, pues?"
"Ahh..."
"Verdad. Veamos en el diccionario, para que estés segura."
"El diccionario parece un libro."
"Sí, es un libro. Va, leé, a ver qué dice Inercia, ¿dice algo de que tenga que ser algo muerto?"
"No."
"Va, ahora leé Inerte. ¿Dice algo de que tenga que estar muerto?"
"No, pero oí: '... él abrazó su cuerpo inerte'. Así dice en un mi libro de lectura, es sobre un señor que abraza el cuerpo muerto de su hijo."
"Sí, pero es que ahí es una asociación de ideas, entre el hecho de que el cuerpo está muerto y por eso no se mueve, es decir que está inerte."
"Ahh."
martes, 12 de junio de 2012
Versificación XI: Todos ellos
Y luego me doy cuenta
De que siempre he estado enojado con ellos como categoría universal
Ellos y yo
Todos los otros y yo
En irreconciliable contradicción
Siempre
Es parcializar enunciar:
La falta de cortesía de la mesera que me sirve el café
La brutalidad y abusivez (sic) del chofer (sic) del bus
La prepotencia de la mujer monstruo (bella en apariencia, horrenda en su actitud) que me entrevista para un puesto de trabajo
Y otros más
No, no son ellos nada más
Sino
Todos
domingo, 10 de junio de 2012
cita petoulquiana: el dolor de la lucidez
jueves, 7 de junio de 2012
cita petoulquiana: matar en nombre del porvenir
Carlos Fuentes en el prólogo "El otro K: 'La vida está en otra parte', de Milan Kundera".
Kundera, Milan. La vida está en otra parte. Editorial Seix Barral, S. A. Tercera edición. Argentina. Octubre, 1987. p. XXV
martes, 5 de junio de 2012
capítulo sexagésimoquinto: memorias de un delirio recurrente
Era rara la sensación de estar enfermo cuando niño. Guardando reposo por paperas, leí "A través del espejo" y al siguiente año, con alguna infección de la garganta, leí completo un libro con cuentos de los hermanos Grimm, tomo que comenzaba con "El pájaro grifo", hasta ahora uno de mis cuentos favoritos.
Y ahora, sintiéndome algo maleta, estoy comenzando a reconciliarme con Milan Kundera (el mes pasado leí "La identidad" y ahora estoy leyendo "La vida está en otra parte"), de quien por un tiempo me vi influenciado por su estilo (tengo un relato que comencé a escribir hace aproximadamente una década y nunca lo concluí, tal vez lo publico en este blog para quienes quieran tomar el riesgo de leerlo. Tal vez...). Sintiéndome algo maleta, decía, recordé lo que era estar enfermo cuando niño y sufrir delirios recurrentes.
domingo, 27 de mayo de 2012
cita petoulquiana: poesía
Kundera, Milan. La vida está en otra parte. Editorial Seix Barral, S.A. Tercera edición. Argentina. Octubre, 1987. p. 69
cita petoulquiana: amor = locura
Kundera, Milan. La vida está en otra parte. Editorial Seix Barral, S.A. Tercera edición. Argentina. Octubre, 1987. p. 49
lunes, 21 de mayo de 2012
Paréntesis: ¿Feliz día de la Madre?
Video: http://www.dailymotion.com/video/xo4y43_ante-la-arana-dir-marc-nadal_shortfilms
martes, 15 de mayo de 2012
Versificación X: Carrousel
No sólo por mi hablar enredado
Sino por lo incongruente de mis palabras.
Te tienen hecho un rocín,
Más "metafísico por no comer" que por mucho pensar;
Sos un caballo de carrousel de carne y hueso,
Más huesos que carne.
No creo que te parezca el trueque
Si te ofrezco la felicidad de los niños que te montan
A cambio de tu propia tristeza.
lunes, 14 de mayo de 2012
capítulo sexagésimocuarto: nadie y el primer césar
Ella se rió, y también mi amigo. Entonces, para darle una pista le dije que si sabía cuál era el nombre del primer César (imaginando que, como yo, pensaría en Cayo Julio...); y entonces me dijo: "¡Julio!". Y yo todavía aclaré que, a lo mejor, si hubiera hecho referencia al primer emperador, ése hubiera sido Octavio Augusto, porque Julio César sólo fue Cónsul, o la verdad no sé cómo está la onda...
domingo, 13 de mayo de 2012
capítulo sexagésimotercero: el juego
cita petoulquiana: monedita de oro
Pa' caerle bien a todos,
Así nací y así soy,
Si no me quieren... ¡ni modo!"
De la canción "Monedita de Oro" de Cuco Sánchez
viernes, 27 de abril de 2012
El poema I en su versión original
Oculta la oscuridad a nuestros ojos.
El silencio abruma
Porque es sólo la negación de la vida que no es vida,
De las máquinas que pretenden estar vivas.
¿Cuál es el significado de todo esto que veo (y de lo que no veo, también)?
¿Qué solución hay para este dédalo sin salida?
Yo soy antihéroe y monstruo a la vez,
¿Dónde está el numen que salve este día?
El silencio de la calle
No es sino una ilusión,
Como lo es la luz ambarina
Que niega la oscuridad,
Que niega la verdad.
La verdad es el ruido y la oscuridad,
La verdad es que el silencio oprime por su falsedad, porque niega el tic tac de la bomba de tiempo que está a punto de estallar.
jueves, 26 de abril de 2012
cita petoulquiana: un acto de inocencia
Arenas, Reinaldo. Necesidad de Libertad. Mariel: testimonios de un intelectual disidente. Kosmos - Editorial, S. A. Costa Rica, 1986. p. 30
jueves, 19 de abril de 2012
capítulo cero: la inevitable vida
lunes, 16 de abril de 2012
segundo aforismo petoulquiano
sábado, 14 de abril de 2012
Poema I: Sin título
Noche en la ciudad:
Todo es negación.
Vida que no es vida: máquinas que pretenden.
La negación de la vida no es vida,
¿Cuál es el significado de esto que veo (y no veo)?
¿Qué solución hay para este Dédalo sin salida?
¿Dónde está el numen que salve este día?
El silencio de la calle no es sino mera ilusión,
Como lo es la luz ambarina que niega la oscuridad:
Que niega la verdad.
La verdad es el ruido y la oscuridad,
La verdad es el silencio que oprime por su falsedad,
porque trata de acallar el tictac de la bomba que está a punto de estallar...
lunes, 9 de abril de 2012
capítulo sexagésimoprimero: cámara
domingo, 8 de abril de 2012
Paréntesis: Mis muchos nombres...
- Petoluqui
- Pelotuqui
- Petroluqui
- Pietro Lucky
- Peloulqui
- Petoliqui
- Petuqui
- Petoballs
- Petolouqui
- Peotoulqui
- Petuolqui
- Pedoulqui
- Petolqui
- Petrochelli
martes, 3 de abril de 2012
Narrador invitado: J. Lobos
Cierto día la mamá de Juanito le pidió que llevara unos tamales que había hecho a casa de su tío Chente y su tía Tencha, lo cual para variar no hizo mucha gracia al patojo, pues tenía que caminar por dos horas en medio de espesa selva del Caribe de Guatemala. Armado con su resortera se encaminó fuera de la aldea, internándose por el camino de los siete altares, montaña adentro, para encontrar la parcela de sus tíos.
A Juanito le gustaba el río Quegueche porque en las cascadas que forma se criaban los minúsculos pececillos que al nadar con él le mordían la planta de los pies haciéndole cosquillas. No resistiendo la tentación y el calor veraniego se metió a nadar dejando el canasto con los tamales sobre una roca alta para evitar que cayeran al agua.
Nadó un buen rato, vio navegar los barcos de hojas secas en la corriente del río, a ratos una jaiba bebé caminaba por la orilla y topaba con una de estas embarcaciones, enfrascándose en una lucha de honor por no ceder el paso. Entre sus juegos favoritos estaba el tratar de atrapar los peces en su puño, que al cerrarlo salían disparados bajo del agua.
En una de esas salidas va viendo a un par de pizotes dándose una hartada de tamales de lo más tranquilos. Salió como una flecha y de un solo tomó la resortera y a pedrada limpia les arrancó lo que quedaba del encargo familiar, es decir casi nada.
- Hoy sí me va a caer! -se decía Juanito mientras un nudo en la garganta se le cerraba y no dejaba escapar un lagrimón (pues los hombres no deben llorar).
- Que te pasó vos? – escuchó. Volteando a ver a una quija sobre una piedrota.
- Este par de pizotes pisados me dejaron sin los tamales de mi tía.
- Pedile ayuda a ese mono araña que esta va de columpiarse allá arriba.
- Vos mico araña, me podés ayudar?
- Cómo que vos mico araña? “Señor Mico”, vos patojo.
- Señor Mico, puede usted ayudarme con este problema? Necesito conseguir unos tamales con urgencia!
- Tranquilo mijo, acá tengo algo mejor que los tamales, que seguro les gustará.
Seguidamente el Señor Mico, se paseó ruidosamente de un árbol a otro buscando entre las ramas, le tiró un par de bolas verdes y amarillas: Un par de mazapanes grandotes como cocos maduros.
Más que contento, Juanito se encaminó, ahora sí directo a su destino, dejando atrás los peces, el río y a sus amigos animales.
jueves, 29 de marzo de 2012
Cuento original: El tiempo es oro
Saturnino odiaba trabajar en la maquila, no sabía muy bien porqué; y siempre llegaba tarde. Pero, ¿qué importaban sus retrasos, si de todas maneras siempre los sacaban mucho después de la hora de salida? ¿Y qué era eso de que el tiempo es oro, si recibían tan poca paga por tantas horas de trabajo? Un día pensó que ellos, los obreros, merecían un mejor salario, y comenzó a comentarlo con sus compañeros; su amigo Pepe le dio la razón, pero los más viejos ya habían tenido sus experiencias con los sindicatos y sentenciaron: “Olvídense de esas ideas, patojos. Sólo sirven para perder el tiempo... o la vida”. Los otros obreros, indiferentes, se alejaron en silencio.