lunes, 27 de octubre de 2008

capítulo vigesimooctavo: el abuelito


Cuando Peto era sólo un niño iba a visitar a su abuelito, quien curiosamente se llamaba exactamente igual que él. Bueno, a decir verdad, el abuelito se llamaba igual que Julio, y por eso Peto... Julio le llamaba a su abuelo, "abuelito Julio". Algo así como la Petoúlquina Amarilla que a Peto (la aclaración ya se hace innecesaria) le llama "Papa Julio".

Y cuando Peto iba a visitar a su abuelito, éste muchas veces estaba sentado junto a su radio (¿qué era, un RCA? Ya no lo recuerdo, la verdad. Lo único que sé es que tenía uno de esos ojos para sintonizar). ¿Y qué escuchaba el abuelito? Pues, swing. ¿Y qué es el swing? El Peto maestro de música respondería: "El swing es el estilo predominante en el mundo del jazz de 1930 a 1940, iniciado por músicos blancos como Benny Goodman, quien por cierto era conocido como "el rey del swing", y llevado a la cumbre por músicos como Glenn Miller... bla, bla, bla...". El Peto niño ni idea tenía de qué era el swing, sólo sabía que, de vez en cuando su abuelito lo llamaba y le decía: "Escucha esto, Perulero (que así era como le llamaba "afectuosamente"). Y a veces el Peto lo que quería era irse a cualquier parte antes que quedarse a sufrir un terrible aburrimiento oyendo esa música.

Esas fueron mis primeras lecciones de música. Si soy músico es por eso. Y por otras cosas, pero esto lo tengo muy en alto entre mis primeros recuerdos musicales. Así conocí a los mencionados Benny Goodman y Glenn Miller, y con el tiempo mientras crecía, también a Count Basie, Duke Ellington, Harry James, Artie Shaw, los Dorsey, y supongo que olvido a muchos otros. Mi abuelo podía reconocer exactamente cuál era el instrumento que sonaba, nunca supe cómo (quizás a algunos les parezca poca cosa, pero mi abuelo padece del oído, y no voy a hablar más del tema porque no quiero).

Cuando era niño, mi abuelo tocaba el saxofón soprano, esto debió ser en los años '30 (mis datos no son tan exactos, verán que mis fuentes o ya no recuerdan tan bien o están muertas), pero sus hermanas decían que podía imitar los solos que sonaban en el tocadiscos. Y por alguna de sus arbitrariedades, mi bisabuelo decidió que no quería que su hijo menor tocara un instrumento musical (que él mismo le había regalado) y que su muchacho nunca iba a ser un músico. Alguien me comentó que había argumentado, además, que se iba a poner trompudo por tocar el instrumento. Y qué sé yo cuántas cosas más. Así que le escondió el instrumento. Mi abuelo se puso furioso y triste y mi bisabuelo, tiempo después, accedió a devolverle el instrumento, pero la obstinación de aquel fue tan grande que nunca más volvió a tocar. Y aquí diré, estoy seguro que se frustró la carrera de un músico nato.

A veces soy un tonto y me olvido de lo que representa mi abuelo para mí. Hay tantas cosas mezquinas en este mugroso planeta (comenzando por el mezquino del Peto), pero hay cosas bellas también. Mi abuelo tiene una gran colección de discos (33, 45, algunos raros de 78...), y ya ha sido reclamada por uno de mis tíos (y yo estoy de acuerdo en que es su derecho heredarlos). A mí, en todo caso, no me hace falta porque mi abuelo me ha dado mi herencia en vida (legado diría el Tato): me enseñó a amar el jazz.


1 comentario:

Luis dijo...

Este post me trae especiales recuerdos de alguien que fue para mi como un abuelo y que por desgracia no pude darle la despedida a causa de mis viajes.

Son tan importantes esa cosas, legados como dice Tato (jaja), y que la mayoría no se da cuenta que tiene y en el peor de los casos solamente se fija en lo material.

Vaya un abrazo para el abuelo Peto.

Por cierto ¿el le habrá legado el conocimiento de clonar dinosaurios al Doctor Hammond?

Saludos.