martes, 5 de agosto de 2008

Cuento Original: Ari y Ati


Don Ari y Doña Ati se la pasaban peleando todos los días. El señor se sentaba a la derecha y la señora a la izquierda de la mesa. Aún si no hablaban ya se sabía que estaban en desacuerdo, era como si nunca fueran a reconciliarse acerca de algo que había sucedido hacía mucho tiempo.

Los sitios junto al centro de la mesa siempre estaban vacíos. Y, ni en broma, se les hubiera ocurrido al Don o a la Doña ocuparlos. Había un como límite invisible establecido por las reglas de convivencia (o desavenencia).

Por lo dicho, se podría deducir que tratamos acerca de algún matrimonio entrado en años, de aquellos cuyos cónyuges viven juntos por costumbre y sin recordar ni porqué, en algún momento, quisieron unirse. Pero no, Ari y Ati eran hermanos (más bien, medio-hermanos).

Aún así, parecía que no podían vivir separados, que se necesitaban mutuamente, aún cuando se odiaran.

Se sentaban a la mesa y pronto comenzaba la pugna.

Había muchos motivos, muchas coyunturas podríamos decir, pero lo estructural, la fricción fundamental, era acerca del tema de la Guerra. No sobre si la Guerra era o no inevitable, pues ambos estaban seguros de que lo era (de hecho, así les gustaba que fuera), ni acerca de las posibles bondades del pacifismo (que sin haberlo dicho nunca a viva voz, consideraban algo imposible, por no decir ingenuo). Sus discusiones eran acerca de si había una distinción entre Guerra gratuita y Guerra justa.

Don Ari sostenía que el ser humano era guerrero por naturaleza, que era el derecho del más fuerte el conquistar al débil, porque si no ¿para qué existía la fuerza y la superioridad?, él decía que cuando era oportuno tomar algo, había que golpear primero y más fuerte. Sus ojos brillaban macabramente cuando emitía estas opiniones.

Doña Ati contraponía a los argumentos de su hermano los que ella consideraba más racionales: No era correcto, de hecho lo calificaba de "inmoral", el abusar de la fuerza. La guerra no podía ser gratuita, era obligado que tuviera una causa, una "causa justa".

"¿Y cuál sería una causa justa?" preguntó Don Ari.

"Pues, por ejemplo, la liberación de un pueblo." Respondió Doña Ati.

"Ah, ya veo." Dijo Don Ari, "entonces si uno quiere liberar un pueblo de, digamos, uno de mis conquistadores, esto tendría que hacerse por medio de la fuerza."

"Así es."

"Pero, me imagino que tus libertadores, hermanita, contarían con recursos limitados. A lo mejor, la única manera de que triunfaran sería aprovechando cierta oportunidad o serie de oportunidades."

"Ajá."

"Y tendrían que usar toda su fuerza en dichos ataques. De lo contrario se arriesgarían a perder la batalla."

"Exactamente."

"Ya, qué interesante. A ver, recordemos todo para tenerlo bien claro: para liberar un pueblo, hay que hacerlo por la fuerza, aprovechando las oportunidades y utilizando toda la fuerza disponible."

"No cabe duda, querido hermano, que por vez primera hemos llegado a un acuerdo."

"Eso me parece, sabia Atenea. Resulta que hemos llegado a la conclusión de que para ser libertador hay que ser conquistador, y si no hay distinción entre uno y otro, tampoco la hay entre mi guerra gratuita y tu guerra justa. Ambas son una sola cosa: Guerra."

Atenea miró fijamente a los refulgentes ojos de su hermano Ares. Por supuesto que no le dio la razón. La tuviera o no, una cosa era clara (y ahora más que nunca) ella tenía para con su hermano una guerra gratuita, y éste para con ella una guerra justa.

2 comentarios:

Henoc dijo...

Estimado Petoulqui, has sido nominado para el premio "Flor de Blogs", no es obligatorio que lo aceptes. Si lo haces, tomalo de http://xibalba-wampyr.blogspot.com/2008/08/flor-de-blog.html

haces una reseña y luego nombras a otros blogs que consideres. Salud.

Cristián Guerra Campo dijo...

Si, entiendo el cuento que por cierto está bien pulido y escrito.

Lo que pasa es que se obvia el antecedente histórico de cada conflicto y sus posibles variables. No aplica la moral ni aplicara nunca.

Me recueda a aquello de "barbaros" que los griegos decian de los persas y asirios y babilonios, en Occidente "aqui en Occidente" si se puede decir, hemos seguido aplicando esa mentalidad, enonces, a nadie le gusta una guerra contra los civilizados y occidentalizados georgianos, pero en cambio, la guerra en Irak, Afganistán, Sudan, Congo y los conflictos en el resto de Africa y Asia son subalternos, les aplicamos morales diferentes, pero todo es por que se depende de la raiz histórica de lo que estamos hablando.

Vos sabias que Nelson Mandela todavia tiene que pedir un permiso especial para entrar a Estados Unidos? es por que su organizacion, el Congreso Nacional Africano aun es considerado una organizacion terrorista por el Departamento de Estado, sin embargo, ya hace mas de 10 años tomaron el poder democraticamente en elecciones libres en Sudafrica, acabaron con el "status quo" del Apartheid y transformaron sin mucho conflicto al pais.

Es decir, Mandela era considerado un rebelde, un fascineroso cualquiera, pero en realidad era un lider moral y politico intachable.

¿cuando es terrorista y cuando libertador?

Saludos, espero haber sido coherente, cuesta.