sábado, 8 de agosto de 2009

Paréntesis: Unaminidad


Don Manuel, el párroco de la aldea Valverde de Lucerna, en Renada, decidió que quería vivir en otro sueño, en la aldea que está bajo las aguas del lago que descansa al pie de la montaña. Tomó el oficio de escritor y se cambió el nombre por uno digno de un legendario caballero andante: Don Miguel de Unamuno y Jugo.

Algo así describiría un servidor el argumento de "San Manuel Bueno, mártir", obra del mentado Don Miguel. Se trata de una novella (así se escribe, con dos eles) cuyo tema es una justificación para que el legendario caballero andante de la filosofía nos impacte con su poesía que no nos damos cuenta cuándo es que comienza a ser cantada pero la cual indudablemente cuando suena es atronadora sin violencia ni frenesí.

Cada vez que pierdo la fe en la literatura, viene Don Miguel al rescate y me convence, nuevamente, que no es la cantidad de palabras sino cómo se dicen las cosas y, por qué no, quién las dice.

Hoy, un poco más impresionado por la obra del gran Don Miguel, no me queda más que recomendar la lectura de la obra que menciono. Por unaminidad (sí, de Unamuno y no de unánime) es simplemente excelente.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Ah sí, Unamuno. Quiero leer otra vez Niebla y Nada menos que todo un hombre, pero obviamente hay más en su obra literaria que eso. Gracias por recordarme y ahora tocará empezar una colección aparte.