sábado, 22 de agosto de 2009

capítulo trigésimonoveno: pedro el pastorcillo


Y así resulta que Pedro y Peto se parecen muchísimo. Claro, exceptuando que a Peto no le gustan los animales, no es pastor, no vive en Los Alpes ni es suizo; pero por lo demás son idénticos.

Ambos, Peto y Pedro, son un par de adolescentes. Como tal, son un par de personajes con poco control sobre sus emociones. Son extremadamente celosos y cuando hay algo que les molesta no lo manifiestan de manera directa sino a través de sutilezas y mostrando indiferencia y si están muy molestos tomando acciones brutales, por lo tanto estúpidas e infructuosas.

Al concluir con sus acciones brutales, estúpidas e infructuosas, como es de esperarse, se sienten culpables y luego, de una forma más bien paranoide, comienzan a temer el castigo por parte de la autoridad. Y éste es otro de los puntos de conexión entre Pedro y Peto, ambos tienen un ciego temor a la autoridad.

Pero hay algo más en lo que se parecen este par de tontos: aman tiernamente a sus niñas respectivas, esas que se parecen tanto la una a la otra.

Así, a Peto le toca, aún cuando no le gustan los animales, no es suizo ni vive en Los Alpes, ser pastor de una sola ovejita y de una cabrita retozona, que no es una cabrita de verdad sino más bien una niña; bueno, y la ovejita pues tampoco es de verdad, pero de eso ya hablaremos más tarde...




1 comentario:

la-filistea dijo...

No quiero ser aguafiestas pero esa Heidi siempre me dió cierta desconfianza... Esa canción del abuelito y los ruidos que escucha me suena a una niña mariguanera.

No tiene nada que ver mi respueta con tu tema, pero de eso me acordé cuando ví a la Heidi ahí, es la Heidi verdad?