Citando las palabras de Winston Churchill, inicio esta entrada, primera del último mes, diciembre (no me digás...), de 2008, primer año de LAP, MILIFYOT y ELCAP, es decir: Las Aventuras de Petoulqui, Mis Libros Favoritos y Otros Más y el (malhadado; bonita palabra aprendida de la Matadora de Brújulas) Cazurro de Petoulqui (el cual va a cerrar porque ya no cumple su propósito, y como le he dicho a algunos no despierta ni siquiera mi interés).
No voy a decir que ha sido un año aprendiendo acerca de la blogósfera guatemalteca porque, para empezar, no ha sido un año, eso será hasta febrero de 2009; si todavía estamos aquí (no me refiero a un servidor solamente sino a la especie humana). Entonces llevó, qué sé yo, como nueve meses conociendo y reconociendo la blogósfera, tanto guatemalteca como internacional (pero me interesa más la primera, debo reconocerlo), blogueando de manera constante, mas no diaria, publicándome mis textos (no me pongo los moños conmigo mismo), conociendo a algunas personas que he llegado a valorar, y reconociendo a otros, qué sé yo, escribiendo. Esto último, muy importante. Escribir para mí es importante, y una de las ventajas del blog, como alguna vez lo haya mencionado otro bloguero, es que lo ejercita a uno en la redacción de textos, se va forjando un estilo gradualmente, y hasta un tipo con tan marcada tendencia a divagar, como yo, aprende a expresarse en determinada extensión, para facilitar la comprensión... Ja-ja.
No puedo saber qué piensa la gente de este espacio, salvo a través de los comentarios, y tampoco sé si creen que lo consignado aquí es de carácter autobiográfico (exceptuando los cuentos "originales"; aún cuando, a la larga, estos también lo son). No incluyo más nombre que el mío, y el de aquellas personas que así lo autorizan, por respeto a la intimidad de cada quien. Sin embargo, las historias son verdaderas, aún cuando se cambien algunos nombres.
En menos de un año, el tal Petoulqui Jacobo y Julio E. Pellecer S. han estrechado su relación. Hay quienes me conocieron (virtualmente) cuando ya existía el otro, y cuando nos vemos en persona (la primera y sucesivas ocasiones) me llaman simplemente "Peto", lo cual me parece simpático. A veces no estoy seguro acerca de cómo firmar mis mensajes y comentarios; depende, dijo Pepito. "¿Se han dado cuenta de que nunca vemos a Peto y Julio P. a la vez?" Bueno, eso no podría ser, siempre estamos juntos, somos indivisibles, separarnos sería matar a uno de los dos (¡o a los dos!).
Muchas veces me he preguntado, "¿Por qué escribo?". ¿Por qué? Porque tengo que hacerlo, no hay más remedio, no puedo evitarlo. Y escribiendo en esta bitácora electrónica ni siquiera me siento culpable acerca del desperdicio de papel o tinta.
Bueno, vamos a ver qué puedo agregar a esta bitácora en este último mes del 2008, o como yo le quiero llamar "el fin del principio".
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