Por cierto, que es mi primera incursión en la así llamada literatura infantil (al menos, desde que era un niño y escribía mis cuentecitos). Voy a tratar de incluir otros cuentos infantiles en el blog.
...
Había una vez una chica, cuyo nombre era Jessica y vivía en una pequeña casa. Era tan pequeña que ella apenas tenía espacio para compartir, y aún más, nuestra chica era una artista y cada espacio disponible estaba ocupado por sus obras.
Ella era feliz, aún en los días lluviosos; la única desventaja era que en esos días, a veces, ella se sentía aburrida por estar obligada a quedarse en casa.
Talvez si ella pudiera tener algún tipo de mascota. Pero, ¿qué mascota podría caber en esa casa tan, tan, tan pequeña?
Un día, sin embargo, Jessica escuchó un sonido muy suave. Buscó por toda la casita, revisó en cada esquina, debajo de todo, pero no pudo encontrar cosa alguna.
Hasta cierto punto, ella pensó incluso que todo aquello era parte de su imaginación. Pero en la noche, cuando estaba preparándose para ir a dormir, Jessica escuchó el sonido otra vez: era tan suave, como un murmullo...
Era como el llanto de un pequeño bebé, uno muy pequeñito...
Repentinamente, notó que un frasco de vidrio de su estante se había movido. Ella era una chica valiente, pero aún así, se sintió un poco alterada ante este inexplicable fenómeno.
Ella era feliz, aún en los días lluviosos; la única desventaja era que en esos días, a veces, ella se sentía aburrida por estar obligada a quedarse en casa.
Talvez si ella pudiera tener algún tipo de mascota. Pero, ¿qué mascota podría caber en esa casa tan, tan, tan pequeña?
Un día, sin embargo, Jessica escuchó un sonido muy suave. Buscó por toda la casita, revisó en cada esquina, debajo de todo, pero no pudo encontrar cosa alguna.
Hasta cierto punto, ella pensó incluso que todo aquello era parte de su imaginación. Pero en la noche, cuando estaba preparándose para ir a dormir, Jessica escuchó el sonido otra vez: era tan suave, como un murmullo...
Era como el llanto de un pequeño bebé, uno muy pequeñito...
Repentinamente, notó que un frasco de vidrio de su estante se había movido. Ella era una chica valiente, pero aún así, se sintió un poco alterada ante este inexplicable fenómeno.
Como dije, ella era una chica valiente, así que, poco a poco, Jessica se aproximó al frasco de vidrio, pero cuando trató de tomarlo con su mano, el frasco rodó un poco, alejándose, y cuando ella trataba siquiera de tocarlo, el frasco rodaba, hasta que se topó con el muro: no había escapatoria ahora...
Así que, Jessica levantó el frasco del suelo, y, ¿qué encontró?
Un gato tan pequeño que cabía dentro de un frasco. Bien, en verdad era un gatito bebé, pero aún era demasiado pequeño comparado con cualquier otro cachorrito de gato. A Jessica le encantaban las cosas raras, así que se enamoró del gatito.
Jessica procedió a abrir el frasco para dejar salir al gatito, y pensando que él podría estar hambriento, le preparó la cena: un plato con leche. Pero el plato era muy grande para que el gatito lo alcanzara, y cuando lo hizo, cayó adentro y casi se ahoga.
Entonces, Jessica usó la tapa del frasco para poner ahí la leche.
Fue el principio de una linda amistad entre nuestra chica Jessica y el gatito.
Como podrán ver, en esta pequeña historia todo parece acomodarse bien. Creo que Vds. podrían preguntar, “Pero, ¿cómo el gatito terminó dentro del frasco?”. Yo podría decirles, pero prefiero dejar que traten de imaginárselo.
Jessica no iba a permitir que su gatito desarrollara un complejo de inferioridad, de modo que para empezar, ella lo llamó Napoleón, porque Napoleón Bonaparte era un hombre cuya estatura era corta, pero su voluntad era alta.
Así que, Jessica levantó el frasco del suelo, y, ¿qué encontró?
Un gato tan pequeño que cabía dentro de un frasco. Bien, en verdad era un gatito bebé, pero aún era demasiado pequeño comparado con cualquier otro cachorrito de gato. A Jessica le encantaban las cosas raras, así que se enamoró del gatito.
Jessica procedió a abrir el frasco para dejar salir al gatito, y pensando que él podría estar hambriento, le preparó la cena: un plato con leche. Pero el plato era muy grande para que el gatito lo alcanzara, y cuando lo hizo, cayó adentro y casi se ahoga.
Entonces, Jessica usó la tapa del frasco para poner ahí la leche.
Fue el principio de una linda amistad entre nuestra chica Jessica y el gatito.
Como podrán ver, en esta pequeña historia todo parece acomodarse bien. Creo que Vds. podrían preguntar, “Pero, ¿cómo el gatito terminó dentro del frasco?”. Yo podría decirles, pero prefiero dejar que traten de imaginárselo.
Jessica no iba a permitir que su gatito desarrollara un complejo de inferioridad, de modo que para empezar, ella lo llamó Napoleón, porque Napoleón Bonaparte era un hombre cuya estatura era corta, pero su voluntad era alta.
1 comentario:
me gusta el mensaje final y la historia me recordo a Alicia en el país de las maravillas. Bueno, eso fue culpa de mi imaginación, porque recordé a Diana y la explicación que Alicia le hace sobre cómo sería su mundo.
Interesante acercamiento a la narrativa infantil, esperemos que los peques tras escuchar el relato, no corran a casa a ver si el perro o el gato les cabe en un frasco jejeje.
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