Imagen por Lusifergua.
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"Y si es nena, ¿cómo le van a poner?""Pues será Petoúlquina María." Respondió Petoulqui.
"¡¿Petoúlquina Amarilla?!"
"No, Petoúlquina Ma-rí-a." Explicó tranquilamente Peto.
"¿Pero es que, acaso han pensado en las consecuencias de bautizarla con ese nombre?"
Aún cuando ya sabía a qué se refería su tío, Peto contesto cortésmente que no.
"Es que los niños son crueles, sus burlas podrían producirle un trauma psicológico a tu hija, sin mencionar las complicaciones en cuanto a su futura vida social, la escuela, el trabajo..."
"Por eso, justamente, he escogido María como el segundo nombre; así la niña tendría este apelativo más que convencional a la par que el más que exótico de Petoúlquina."
Y fue niña. Como Peto lo hubiera previsto. Para su sorpresa, porque Peto difícilmente confiaba (confía) en sus propias previsiones.
Y como niña que era se convirtió del padre, de Peto, en su Petúlquina, Petúlquiña... Túlquiña.
¿Por qué menciono a la tal Túlquiña? Porque no hay otro ser que se le parezca más al Peto que la Túlquiña, quizás exceptuando a Tato (Tatu según la Túlquiña), el hermano de Peto. Pero no, realmente Tato es bastante diferente a Peto.
Ya he dicho alguna vez, "un petoulqui", pero, en verdad, ¿cuántos petoulquis hay? según parece sólo uno.
Le ha tomado algún tiempo aceptarlo, y un tanto más entenderlo, pero Petoulqui sólo hay uno.
Por tanto, no es coincidencia que leyera, el Peto, con tanta atención los comics de Superman, a fin de cuentas este superhéroe es "El último hijo de Krypton".
Es raro esto de ser desaptado, alienígena, extranjero y demás adjetivos que impliquen lo equivalente.
3 comentarios:
No hace falta que hayan más Petos para que te dejés de sentir solo en el mundo, podés estar con nosotros...
Pudo ser peor, podría haberse llamado Julia o algo más...
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