Ya hemos dicho que Julio lleva escondido dentro de sí a un Petoulqui (a un tal Petoulqui, como le llamamos cariñosamente), pero nada se ha dicho del hecho que Petoulqui también carga en su interior con un Julio...
Y hemos elegido justo este momento para revelarlo.
¿Por qué?
Pues, porque este es el primer día del mes de julio, el séptimo del año, así como ese capítulo que quedo perdido en las sombras sin que persona alguna se diera cuenta...
Sí, no había capítulo 7. O más bien, en realidad lo hubo, pero desapareció. Y como muchas cosas a lo mejor intrascendentes para la mayoría, ninguna persona jamás preguntó por su paradero.
Pero, si bien este capítulo estaba perdido, de ninguna manera estaba extraviado. Al contrario, este capítulo estaba plenamente consciente de su dirección, de su objetivo, de su propósito: revelar que así como hay un tal Julio Pellecer también hay un Petoulqui Jacobo, y que si dentro del primero está el segundo, a su vez, dentro del segundo está el primero.
¿Y qué es un Petoulqui? Conozcan a Julio P. y lo sabrán. Pero, es difícil conocerlo. Creo que ni él mismo se conoce...
Asimismo, este capítulo abre no el segundo semestre del blog sino el del año. 6 meses para escribir, para encontrarse, reencontrarse y desencontrarse.
Ayer, 30 de junio, fue uno de los días más controversiales para Julio y para Petoulqui.
Ya no estoy seguro de muchas cosas. He decidido que, en cuanto a la palabra héroe se refiere, abrazo la expresión "no hay nada sagrado", y en cuanto a la vida misma, esta otra, "es de lo más sagrado". ¿Quién puede decidir sobre la vida de otro ser humano? ¿Quién? ¿Un héroe? ¿Un monstruo? ¡¿Quién?!
Ya basta de todo... pero sólo por un momento... para respirar (un proceso con al menos dos partes: aspirar y espirar).
Mucho peso, ciertamente...
Pero, tras el respiro, a retomar la marcha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario