No voy a comenzar con esta tontería de que ya no sé quién es el real y quién el ficticio; mucho menos voy a inventar la cursilería de que no sé quién inventó a quién. Por supuesto, debería de ser yo quien lo ha inventado a él, quien lo ha construído, forjándolo con diversos trozos como a un monstruo de Frankenstein, pero así como el bueno y suizo Dr. F., yo también me he vinculado a mi criatura por medio de un fuerte lazo; como el prudente y británico Dr. Jekyll, a estas alturas ya no se sabe dónde termina el monstruo y dónde comienzo yo: ahora somos uno e indivisible.
Y, definitivamente, él es el ficticio, mas no por eso menos real (que sería como decir que yo soy real y no por eso menos ficticio).
No es que él habite en un mágico mundo paralelo ficticio con gente ficticia y situaciones ficticias. No, él es parte de nuestro entorno, ya lo he escrito, es parte y poblador de este Mundo y está para quedarse.
Petoulqui habla por mí, dice lo que yo no me atrevería a decir (o diría en círculos muy cerrados). Pero, atención, P. no es otro yo ni otro cualquiera. Petoulqui soy yo y yo soy Petoulqui.
Así que todas las opiniones emitidas en este blog, y en cualquier otro (y demás instancias), por el tal Petoulqui son responsabilidad mía y viceversa.
6 comentarios:
Ok, aclarado y sin posibilidad a refutar. Petoulqui, tu alteridad.
Saludos a Julio.
Ha comenzado la confrontación a cielo abierto entonces, qué bien, porque si Petoulqui sos vos, entonces vos también vas a empezar a decir eso que tan acertadamente dice P.
Indistintamente de que vos seas y no seas Petoulqui, ambos son criaturas.
Parafraseando al más grande:
"Yo soy el que soy"
July o debo decir petoulqui, ego sum ergo sum.
Este artículo me parece interesante para mis estudios... Estas son las grandes maravillas del Internet, permiten la EXPRESIÖN del ser, ese espacio reducido que en vaivén de la vida cotidiana no es posible tener.
Un abrazo pellegrini =)
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