Y así es, el Calavera ha de morir. Lo he sentenciado a muerte.
No cabe duda que es difícil decirle adiós, pero ya no lo soporto más. No me queda más remedio que hacer lo mismo que con ciertas amistades que me han resultado nocivas, es necesario cortar por lo seco (literalmente).
Adiós, Calavera.
...
El Calavera nació según recuerdo en el año 1999, pero no estoy seguro acerca del mes de su llegada. Fue en ese año que me puse la primera borrachera, o más bien intento de borrachera, y desde entonces el Calavera me ha acompañado, siempre dentro de mí, siempre esperando el momento cuando lo deje salir, así como en el relato de Ray Bradbury, aquel en el que un hombre se queda sin esqueleto porque su osamenta decide salir a dar un paseo y la esposa encuentra al protagonista en el suelo convertido en una masa amorfa de piel apachurrada... ¡cómo divago, Dios mío!
Decía; el Calavera sale cuando yo bebo alcohol. No siempre puede hacerlo; mientras yo conduzco, él, simplemente, queda relegado al papel de copiloto. Pero en cuanto yo me desconecto, él toma el mando y es ahí cuando comienzan los problemas.
En este blog, junto a todos los personajes quienes lo cohabitamos, siendo todos parte de una misma persona, hemos de agregar al Calavera, pero sólo para mencionar su muerte. Curioso, él, quien es símbolo de muerte, ha de morir en días tan cercanos a otro aniversario de difuntos. No digo que sea casual porque no creo que lo sea.
El Calavera salió por última vez el domingo 26 de octubre del presente año, en la madrugada. Su punto climático fue a las 5 am (dicen que a esa hora aparecen algunos espantos), se puso necio, elevó el tono de voz, luego llegó el momento de la agresividad, los gritos, el escándalo, las amenazas, la actitud de "yo soy invencible", el daño a propiedad privada, el remordimiento, para culminar con el siempre bien ponderado "todos son una mierda, menos yo, y no necesito a nadie" (sí, claro que sí, cómo no, chon...).
Él y yo, esqueleto y fantasma, caminamos de El Muñecón en la zona 5 hasta el Cerrito del Carmen. Otra de esas caminatas memorables, tambaleándonos por la doce avenida, con la mirada vidriosa. Esto habrá sido como a las 6 am y momentos sucesivos.
Todavía tuvimos tiempo de ir a pedirle cuentas a otro borrachín de por acá (el mismo sujeto que aparece en el capítulo de "Y cuando llegamos..."). "¿Qué fue lo que me dijiste ayer?" "Nada, yo no te dije nada (pajas, me dijo que era una mierda por no darle un quetzal)." "Pues a mí me sonó a que me estabas maltratando." "Nel, cómo vas a creer, yo nunca." "Pues a mí no me gustan esas ondas, vos." "No, mis respetos, maestro, ya sabe." "Va pues."
Y después de dejar al charamilero ese bien ahuevado, descubrí que tenía razón Max Demian, no vale la pena tenerle miedo a ningún hombre, la mayoría de las veces son, parafraseando a Chaquespeare: mucho ruido y pocas nueces. Y eso aplíquese a mí mismo también, eh.
En todo caso, en el transcurso de la pasada semana, me he dado cuenta que este cuerpo no es suficientemente grande para mí y el Calavera. Claro que no lo voy a desterrar porque cualquiera necesita de su esqueleto (ya he citado el cuento de Bradbury, y definitivamente no me atrae la idea de convertirme en una masa gelatinosa), simplemente voy a convertir al Calavera en un sistema óseo normal, lo voy a matar de sed, lo voy a poner a dormir.
Oh, mi querido Calavera, eras un... montón de huesos, de una infinita gracia, cuántas veces anduve a cuestas sobre vos, pero ha llegado el momento de acallarte, de darte el último adiós.
¡Hasta nunca, Calavera!
Imagen: una reinterpretación de una imagen previa diseñada por Chomps: el Flammer. No tengo idea de dónde sacó la original, cualquier reclamo con él. En todo caso, hace tiempo que dije que quería usarla para algo, ha llegado el momento. No existen las coincidencias, ¿o a lo mejor sí? ¿quién sabe?
3 comentarios:
Mijo, que bueno que vas a dejar ese vicio, ya era tiempo y ahora la solución esta en vos, además que no ganas lo suficiente para sustentar tu vicio y que mala onda que no le dieras un peso a tu "colega".
La imagen es de Van Gogh. Si no estoy mal la pinto cuando todavía era estudiante, así que todos los derechos a el o quien quiera que los tenga y cualquier reclamo a Lusi porque el me pidió que la usara, jaja.
Por cierto no es nada dramática y debieron de haber usado esa imagen o por lo menos dar una excusa más valida.
Le dolió al Chompi que le vixearan su afiche... aghhhh!
Pero centrándonos: el Calavera a veces era divertido, era muy terco, tenía una risa sardónica increíblemente aterrorizante (a veces) y me quería mucho... Adiós Calavera, talvez ya era necesario tu adiós...
Mirá maestrísimo Petoulqui, bien por vos por dejar al calavera de una vez por todas, pero como que se lo transferiste a otro de los personajes porque las calaveradas continúan.
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