sábado, 26 de julio de 2008

capítulo cero: la condición petoulquiana

Es interesante (¿o será mejor decir inquietante?) cómo uno pasa la vida queriendo ser lo que uno es, creyendo que no lo es y, al mismo tiempo, tratando de ocultarlo.

Bueno, uno no, yo.

Yo he tratado de ser quien soy, y sí, siempre creí que a lo mejor yo no era yo y, aún peor, traté de ocultar lo que soy.

Pero, ¿qué soy? - se preguntarán Vds. - o más bien, ¿quién soy?

Difícil pregunta, ciertamente. Difícil el responderla, quiero decir.

Cuando era un jovencito (se supone que aún soy joven; se supone, lo aclaro) tenía la manía propia de la edad de querer ser diferente. Hubiera utilizado el término destacar, pero creo que resaltar, sin embargo, nunca ha sido lo mío.

Me gusta ser reconocido por lo que hago y por quien soy, pero no ser muy notorio (miren que pongo "muy". Sí, pongo como gallina).

Pues, decía, quería ser diferente, no el común de la gente.

Pero, ahora viéndolo bien, no sé cuál era este empeño de ser diferente. Más bien, no es que no sepa cuál sino, ¿a qué venía este empeño? No era necesario. Corrijo, era completamente innecesario.

En la adolescencia (etapa crítica), uno (yo/cualquiera) tiene (como contrapuesto a mi mentado empeño), una necesidad psicológica de pertenecer.

He ahí la contradicción:

Veamos, por una parte quiero (como adolescente que soy/que fui) estar afuera, ser individuo digamos; por la otra, quiero estar adentro, ser parte de la masa.

Quiero ser libre (digamos que "libre"), pero no quiero estar solo.

Cuando quiero encajar no encajo, pero en las antípodas, si no se reconocen mis características individuales, rabio.

Y así he estado desde esos años. Chocando en cada grupo del cual haya formado parte. Por... pues, por no haber encajado. Tarde o temprano surgen las rencillas o, simplemente, me harto.

Así que, por pose (sí, por "pouser" [sic]), dije, en esa época, que era un Lobo Estepario, un Wontolla, con todo el romanticismo adolescente de un Hamlet, de un Werther ("te lo dije, que volveríamos a vernos"). Pero no, esto de sentirse una fiera solitaria, aislada, no tiene nada de romántico (¿qué tal de paradojas? ¿eh?).

Esto de parecer Juan Pablo Castel, entunelado, no tiene nada de gracioso (si hubiera querido implicar chistoso, habría empleado este término), nada de sofisticado (a lo mejor sí una pizca de sofista), nada de interesante (usemos esta palabra, pronto la reemplazamos por una más adecuada...)

Llega uno a los veintiocho años (pero sintiéndose más viejo... ah, y uno soy yo, no lo olvidemos) y se da cuenta (estoy consciente, sí) que estoy más solo que... (insértese símil metafórico tipo "Así estoy yo sin ti" de Sabina), ajá.

5 comentarios:

Luis dijo...

En mi partícula modo de ver las cosas creo que vas a tener mejores logros cuando dejes de tratar de ser Yo y no vos, quien realmente sos.
Y dejando bien claro Yo se pregunta ¿que sos?; supone que vos porque Yo seguro que no.

Marcia de la Cruz dijo...

heeey... mil mil gracias por escribirme y leer mi blog siempre... de veras... es bien bien importante...

me pareció genial tu artículo (bastante personal) pero creo que no es nada que no hayamos pasado como humanos, es más, creo que la puta cuestión o más bien la confusión o el rollo este de encajar nunca nos abandona... si bien creo que encontramos un medio en el que podemos desarrollarnos (de cierta manera por supuesto) pero nunca encajamos del todo entonces nos encontramos haciendo cosas novedosas como... usar un piercing!!?? nafjsdljfsdlfjkdsl

creo que de alguna manera yo me sigo viendo en esta vergonzosa situación!!! genial tu artículo... creo que en estos tiempos ya nadie se atreve a admitirlo del todo... un fuerte abrazo man...

Petoulqui dijo...

Gracias, Marcia.

Saludos,

Peto

Andrea dijo...

La busqueda del yo, es una constante en la vida del ser humano, personalmente creo que nunca encontramos la respuesta total, acaso al final de nuestra existencia, pues cada etapa significa una nueva piel, un nuevo manojo de planes y sueños, en mi camino he tratado de seguir algo que mi papá me dijo alguna vez "vas a pasar la mitad de tu vida intentando encajar, y la otra mitad intentando no encajar". Buen post Peto.

Petoulqui dijo...

Estamos de acuerdo, Andrea. Gracias por tu comentario.

Saludos,

Peto