lunes, 16 de marzo de 2015

capítulo septuagésimo séptimo: la sinfonía de los adioses (o simplemente, "los adioses")

No recuerdo cómo o porqué abrí mi cuenta de facebook. Sólo recuerdo que he tenido muchos problemas simplemente por tenerla, que ha sido una ventana para que muchos se metan en mis asuntos, para causar malentendidos o para notar que, a pesar de la inmediatez, parece que algunos no tienen el menor interés en responder a alguno de mis mensajes.

Y así, cuando he visto que a alguien no le interesa comunicarse conmigo a través de la plataforma, o cuando me aburre o me repele lo que escribe constantemente, he tomado la costumbre de ir eliminando contactos.

Muchos tratan de tener cada vez más contactos, yo busco lo opuesto. Trato de tener cada vez menos contactos. 

Por lo tanto, voy eliminando uno por uno hasta que sólo quedo yo,  y una ansiedad nihilista me indica cuál es el siguiente paso lógico: eliminarme a mí mismo, por supuesto. Supongo que podemos denominarlo "suicidio feisbuquero".

No hay comentarios: