lunes, 30 de marzo de 2015

capítulo septuagésimo octavo: un aguijonazo

Me atacó a traición... directo al talón, como si se tratara de una representación del asesinato de Aquiles por parte de Paris. Pero no creo que este asesino haya clamado, “Zeus, ¡dirige mi flecha!”, antes de atacarme. Es más, ni yo me siento muy Aquiles que digamos, puesto que tengo muchísimos puntos débiles, de manera que no es necesario dirigir toda la fuerza del ataque al talón, única “falla del héroe”, y en todo caso no me considero nada heroico, ni bajo los cánones de la antigüedad clásica, ni bajo los contemporáneos. El hecho es que, la criatura en cuestión me atacó, eso sí, como dije, a traición, de la misma manera que el flechador hijo de Príamo atacó al Atrida, es decir sin que me diera cuenta. Estaba demasiado ocupado tratando de despegar las páginas de unos suplementos de Historia de la Literatura Universal de la Editorial Origen, año 1983, y que por descuido habían quedado en una caja de cartón, junto a una pared humedecida, y mientras me lamentaba de no poder salvar la información acerca de “Literatura italiana contemporánea” sentí un pequeño pero agudo dolor en el talón de mi pie izquierdo. Debo decir que me tomó un tiempo notar el agudo dolor, tan dedicado estaba a rescatar los suplementos que yo había dejado arruinarse. Cuando levanté la vista de la revista (¿qué tal mi aliteración?), pude ver a la criatura posada en mi talón desnudo, y es que estaba desnudo porque a pesar de llevar puesto un calcetín era, fatalmente, uno de esos que se rompen justo en el talón y que no me decido a tirar a la basura. La avispa estaba posada en el talón y yo no sabía si picaba o mordía, pero como nunca me había picado una, o eso creí recordar, quise ser cuidadoso para no enojarla y causar(me) que me atacara... más. De modo que apenas tiré del calcetín para moverla y se fue... Y aquí terminaría este relato de mi vida cotidiana si no fuera porque, mientras seguía tratando de rescatar el suplemento de historia universal, bla, bla, bla, sentí nuevamente un agudo dolor y, si bien dicen que un rayo no pega dos veces en el mismo sitio, ahí estaba la avispa otra vez, ¿o sería otra? En todo caso, si Aquiles no pudo defenderse del traidor Paris, esta avispa confundió el mito que esta vez era más bien Odiseo contra Polifemo y, por tanto, sin pensarlo dos veces, me levanté y con el trapo que había usado para remover la suciedad de las revistas ataqué a la avispa con toda la ira de Zeus cuando arrojaba sus rayos contra un inferior que osaba desafiarle, pero como yo no soy Zeus y, ya dije, mucho menos Aquiles, la tal avispa logró escapar ilesa y con la victoria de haberme mordido dos veces. La pregunta que me he hecho, sin embargo, es por qué me atacó, qué quería de mí, y creo que esto nunca lo sabré. Pero, a lo mejor, puedo tomarlo como un aguijonazo, es decir, un empujón para escribir nuevamente.

jueves, 26 de marzo de 2015

Poema XIV: De veritas

Hay ciertos ciertos
Que son más que ciertos todos

Como cierto amor que te tengo
Que para mí
Es un todo
Y más que otros todos

Ciertamente
Te amo de veritas (como decían los romanos)

Porque de veritas es cierto
Como este cierto amor es de verdad

lunes, 16 de marzo de 2015

capítulo septuagésimo séptimo: la sinfonía de los adioses (o simplemente, "los adioses")

No recuerdo cómo o porqué abrí mi cuenta de facebook. Sólo recuerdo que he tenido muchos problemas simplemente por tenerla, que ha sido una ventana para que muchos se metan en mis asuntos, para causar malentendidos o para notar que, a pesar de la inmediatez, parece que algunos no tienen el menor interés en responder a alguno de mis mensajes.

Y así, cuando he visto que a alguien no le interesa comunicarse conmigo a través de la plataforma, o cuando me aburre o me repele lo que escribe constantemente, he tomado la costumbre de ir eliminando contactos.

Muchos tratan de tener cada vez más contactos, yo busco lo opuesto. Trato de tener cada vez menos contactos. 

Por lo tanto, voy eliminando uno por uno hasta que sólo quedo yo,  y una ansiedad nihilista me indica cuál es el siguiente paso lógico: eliminarme a mí mismo, por supuesto. Supongo que podemos denominarlo "suicidio feisbuquero".

martes, 10 de marzo de 2015

capítulo cero: el león, la oveja y la planta...

Hay quienes creen que la vida es como ese juego del león, la oveja y la planta, y que, después de quebrarse la cabeza y concluir que hay que pasar primero la oveja y dejar al león con la planta, ya la hicieron...

Pero es por falta de imaginación, porque bien podría ser que el león fuera vegetariano y se comiera a la planta; o bien, que la planta fuera carnívora (o la oveja), y al quedarse sola con el león, se lo comiera.


O, aún más, podría ser que el león manso fuera aquel que, años después mató Tartarín de Tarascón, el mismo que no quiso atacar a Don Quijote porque, no lo recordábamos, ya había sido domado por el Cid, quien lo había dejado impresionado con sus largas e hirsutas, melena y barbas.

lunes, 9 de marzo de 2015

capítulo cero: un verdadero enamorado

La tarea de un verdadero enamorado no es encontrar a la que es Beatriz, adornada de todas la virtudes, sino a quien lo será.

Como escribió Sabato, es el amante quien ennoblece al objeto amado; porque, como también apuntaba Sabato, podría ser que el loco amador (esto del "loco amador" no lo ponía él, es una referencia mía al "loco amor del mundo") se enamore de alguien que no lo merezca; entiéndase, de alguien sin mérito, carente de las virtudes antes mencionadas.