domingo, 25 de abril de 2010

Cuento original: El conejo saltó (3 de 5)

3

Adentro, siempre más adentro. Enterrándose cada vez más. Hacia lo oscuro, hacia ninguna parte, hacia lo desconocido.

No hay un camino definido, todo está enredado; sin embargo, una madriguera no es una prisión, más allá de la falsa impresión que podría causarnos la oscuridad y el espacio reducido de este refugio. Es, más bien, un laberinto. No, un laberinto no puede ser, porque una madriguera, a diferencia de un laberinto, no tiene solamente una salida sino muchas. Pero él no quiere salir. Lo que quiere es hundirse cada vez más en la tierra. Ya una vez salió de la tierra; pero siempre quiso regresar a ella...

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