miércoles, 7 de enero de 2009

Narrador invitado: Octavio Enríquez


Presento hoy un relato, clasificado por su autor como "cuento infantil", que me ha gustado mucho y que yo clasificaría como "infantil y más...", parafraseando a Juan Ramón Jiménez con aquello de "¿Qué es literatura infantil?", acaso la escrita con la calidad literaria y el enfoque adecuado para conseguir la atención de público tan exigente como son los niños y niñas. El texto fue escrito por un amigo a quien me une gran afecto. Sin más preámbulos, aquí está:



El gato verde



Estaban los mercaderes un domingo soleado cuando pasó un gato verde. Ellos se admiraron y dijeron: -¡hey! Nunca hemos visto un gato verde, hemos visto cafés, blancos, anaranjados, grises, rayados, pero nunca hemos visto gatos verdes. Por qué no lo atrapamos y lo vendemos al circo. Lo persiguieron por todas partes: calles, callejones, jardines y terrazas. Cuando creían que lo tenían acorralado apareció un gato negro. Ellos lo ignoraron porque no querían un gato negro; un gato verde podía servirles, pero un gato negro era inútil.

A los días estaban los mercaderes en sus tareas de siempre cuando pasó un gato azul. Los mercaderes se alertaron y dijeron que sería bueno atrapar el gato azul y venderlo al circo. Que ellos nunca habían visto un gato azul; habían visto cafés, blancos, anaranjados, grises, rayados, pero nunca azules. Los mercaderes lo persiguieron por todas partes: techos, jardines, ventanas, aceras, y muchos lugares más, pero no lo atraparon. Al fin lo tenían acorralado debajo de unas cajas y lo que encontraron fue un gato negro. Se pusieron tristes y decepcionados y pensaron que un gato azul podía servirles de algo, pero un gato negro no servía para nada.

Al siguiente día vieron pasar un gato rojo y salieron corriendo entusiasmados, nunca habían visto un gato rojo y querían atraparlo. Habían visto cafés, blancos, anaranjados, grises, rayados. Habían visto un gato verde y un gato azul, pero rojos jamás, ni siquiera en postales. Lo corrieron por toda la ciudad y cuando parecía que lo tenían acorralado, salió de entre los tejados un gato negro. Otra vez se fueron decepcionados y el gato negro se quedó solo en el callejón.

Desde otra casa un niño observaba al gato que mientras se asoleaba cambió de colores cada vez que quiso. Habilidad que tenía desde que aprendió que las personas lo juzgaban por su apariencia.


Octavio Enríquez





3 comentarios:

Fernando Ramos dijo...

Está bien logrado el cuento Peto. Bonito. Me parece que si es literatura infantil, hay que recordar que es difícil escribir para los niños.

Saludos

Unknown dijo...

Me parece que el cuento es profundo, ya que tiene una interpretacion variable, dependiendo a través de que cristal sea visto. Felicidades, Octavio. Te luciste.

Unknown dijo...

Ah que excelente cuento.
Los niños! A ellos no se les puede echar cuento. Ven las cosas desde esa sencillez sin mancha, sin juicios, etiquetas, egos... etc!
Se requiere de mucho más que figuras para escribir cuentos infantiles, mucho más.
Saludos