-... pero a mí me preocupa lo siguiente: si Dios no existe, ¿quién mantiene el orden en la tierra y dirige la vida humana?
-El hombre mismo -dijo Desamparado con irritación, apresurándose a contestar una pregunta tan poco clara.
-Perdone usted -dijo el desconocido suavemente-, para dirigir algo es preciso contar con un futuro más o menos previsible; y dígame: ¿cómo podría este gobierno estar en manos del hombre que no sólo es incapaz de elaborar un plan para un plazo tan irrisorio como mil años, sino que ni siquiera está seguro de su propio día de mañana?
Bulgákov, Mijaíl. El maestro y Margarita. Alianza Editorial, S.A. Edición conmemorativa. España, 2016. p. 22
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