lunes, 3 de diciembre de 2012

capítulo septuagésimoquinto: taller literario

Doblaron las campanas de la iglesia de Las Beatas de Belén.

"¿Y si el sacristán hubiera estado en el campanario?", preguntó la Petoúlquina.

"¿Qué hubiera pasado?", le repliqué yo, con una pregunta-respuesta.

"Pues que le hubieran dolido los oídos", me dijo.

"Entonces, la cosa va así: El sacristán está subido en el campanario y de repente suenan las campanas y esto le causa dolor de oído. Pero, ¿por qué estaría subido en el campanario?"

"Pues para limpiarlo."

"Entiendo. Ahí tenés un motivo. A ver: El sacristán se subió al campanario para limpiarlo, y de repente sonaron las campanas, lo cual le causó dolor de oídos. Pero, ¿quién hace sonar las campanas si el sacristán está subido en el campanario...? Ya sé, el párroco hace sonar las campanas porque no encuentra al sacristán por ninguna parte y ya casi es hora de la misa y hay que llamar a los feligreses..."

"Y cuando suenan las campanas le duelen tanto los oídos que hasta le sangran..."

"Vaya: Al sacristán le sangraron los oídos porque sonaron las campanas justo cuando estaba subido en lo alto del campanario limpiándolo. El párroco, al no encontrar al sacristán por ninguna parte, decidió hacer sonar él mismo las campanas, para llamar a los feligreses, porque casi era hora de la misa..."

"Pero, mejor que el sacristán se caiga del campanario del susto, pero que no se mate..."

"Muy bien: El sacristán se cayó de lo alto del campanario y, asombrosamente, no se mató. Había subido a limpiar, cuando de repente sonaron las campanas. El párroco, al no encontrar al sacristán por ninguna parte, había decidido él mismo hacer sonar las campanas para llamar a los feligreses, porque casi era hora de la misa... Además, tenía sus razones para pensar que el sacristán era un irresponsable porque éste siempre ofreció, 'Hoy voy a limpiar el campanario', y nunca lo hizo; incluso después pasó de su idiosincrasia Carpe Diem a una tendencia más futurista, 'Mañana sí limpio el campanario', pero el mañana nunca llegó."

"Pero que lleguen los bomberos a rescatarlo... o no, mejor, que no lleguen..."

"Pues, estaría bien que llegaran los bomberos, haciendo sonar sus campanas. Entonces, tendríamos dos tipos de campanas, algo así como en el poema de Edgar Allan Poe: Campanas."

"Mmmmmm..."

"Bueno, empecemos así la narración: El sacristán se cayó de lo alto del campanario y, asombrosamente, no se mató. La vista desde ahí lo había impresionado, por eso el ruido lo sorprendió. Había subido a limpiar, cuando de repente sonaron las campanas..."