viernes, 10 de abril de 2009

capítulo trigésimoprimero: sos un tontote, parsifal...


Peto se encontró con Parsifal y lo primero que se le ocurrió decirle fue, "Sos un tontote, Parsifal."

Como era de esperarse, Parsifal se le quedó mirando a Peto con cara de perplejo. Ni siquiera parecía que hubiera entendido lo que Peto quería decir. Para empezar, supongo, porque Parsifal no hablaría el castellano. Sería de ubicar si Parsifal era británico, alemán, un caballero británico visitando Alemania, o más bien, la "región misteriosa" donde se encontraba el castillo de la orden de caballería que custodiaba el Santo Grial.

El caso es que era (es) Viernes Santo, y ya sabemos todos (o quizás no, pero ahora nos enteramos) que la historia de Parsifal llega a su punto crítico en este día.

Parsifal es Percival, uno de los caballeros de la Mesa Redonda, de los últimos, quien en algunas historias acompaña a Galahad, y en otras va solo (como en ésta).

Cómo fue qué se encontraron P y P, pues nada más y nada menos que por la magia de mi memoria, nuestra memoria, que ha hecho a un lado muchas cosas, pero que persiste en ciertos recuerdos, algunos buenos, algotros (sic) malos (jaja). En todo caso, está bien encontrarse con Parsifal, el héroe insensato, el gran tontote, el héroe que rescata lo más puro de lo más deyecto.



...


Titurel, el primer maestre de la orden del Graal, ha rescatado el Santo Cáliz y la Lanza de Longinos de los impíos, y ha edificado un castillo en la región de los Pirineos. Con la orden que dirige se ha dedicado a proteger las santas reliquias, y ya viejo ha legado a su hijo Amfortas la responsabilidad. Un renegado, Klingsor el mago, resentido por no haber sido admitido en la orden, construye, a su vez, una fortaleza cercana al Castillo de Montsalvat, hogar de los del Graal, y en sus cercanías entre ambas plazas fuertes, crea un jardín lleno de tentaciones. Amfortas es atraído al jardín, seducido por la hechicera Kundry y herido por Klingsor con la Lanza de Longinos. Herido y contaminado por el pecado, Amfortas no puede morir, y sólo podrá ser curado por la mano de un guerrero sin tacha. Mientras esto sucede, los caballeros del Graal en conjunto han caído en desgracia y han perdido el privilegio de ser visitados por el Espíritu Santo cada día de Pascua...


...


Peto, en la entrada que lleva al Castillo de Montsalvat, un promontorio muchísimo más alto que el célebre Cerrito del Carmen, ve cómo un cisne cae en picada, herido por una flecha.

"¿Por qué mataste a ese cisne?", le pregunta Peto a Parsifal.

"No lo sé.", le responde el caballero, "No creí que mi flecha fuera a matarlo."

"¿Hello?", piensa Peto. "Definitivamente, éste es un tontote."

No cabe duda que entre ser un ingenuo inmaculado y un inmoral insensato hay una delgada línea, la cual Parsifal cruza cada segundo.

Cuando el caballero se arroja con la intención de estrangular a Kundry, la hechicera que padece de ambigüedad crónica porque así como ahora es malvada al siguiente segundo tiene actitudes bondadosas, Peto cual Gurnemanz, el guardián del castillo del Montsalvat (ahora ya revisados mis libros de referencia, puedo citar), piensa que el doncel sin tacha es definitivamente una bomba de tiempo. Aguanten que Parsifal quería ahorcar a la Kundry sólo porque le dijo que su mamá de él se había muerto.

Kundry es prácticamente un alma en pena porque se burló de Cristo cuando cargaba su Cruz hacia el Gólgota.

Cuando Gurnemanz (ya dijimos, el guardián del Castillo de Montsalvat) arroja a Parsifal del castillo de Montsalvat porque además de insensato, por no decir loco de atar, lo cree un cobarde; Parsi se dirige a los dominios del Mago Klingsor, y encuentra a Kundry en un exótico jardín, creación del malvado artífice de las artes oscuras, rodeada por otras lascivas doncellas. Parsifal, dada su ingenuidad, pero de una manera completamente paradójica, lúcido, se resiste a la tentación y rechaza un beso de la hechicera. Esto se debe a que, al momento del beso, Parsifal es deslumbrado por una providencial visión que le muestra como fue la caída en desgracia de Amfortas, el maestre de la Orden del Graal. Cuando Klingsor lanza la lanza (jajajajajaja) contra el buen Parsi (ahora ya es bueno, porque de insensato paso a lúcido y moral, ya no es un animal, verso sin esfuerzo...), una vez más la Providencia lo salva al detener el curso del móvil, en su movimiento parabólico (dijera Madariaga). Ahora, lanza en mano (es la lanza de Longinos, por si no sabían; robada por Klingsor a Amfortas, cuando éste cayó en tentación... y en desgracia, claro es), Parsifal aniquila al impío, y acto seguido se marcha a recorrer el mundo para seguir su maduración.

Y cuando Parsifal regresa de su cruzada personal, Gurnemanz (por si se olvidaron, éste es el guardián del Castillo de Montsalvat) recibe, ahora sí con los brazos abiertos a quien es el héroe sin mancha, pero no por su ingenuidad sino por su discernimiento, y se suben nuevamente la escarpada ladera del Montsalvat, donde están velando a Titurel, padre de Amfortas (sí, el maestre del Graal), y es cuando se obran los milagros. Parsifal cura a Amfortas, redimido de su caída en la tentación, Titurel sufre una resurreción efímera para ver que su hijo ha sido curado y que ha llegado el elegido, o sea Parsi, y este último, ora frente al Santo Cáliz. En ese momento aparece el Espíritu Santo en la forma de una paloma blanca, la cual revolotea cerca de la frente del héroe, al tiempo que Kundry, ya reivindicada, expira en paz.

"Ya no sos más un tontote, Parsifal", piensa Peto.








martes, 7 de abril de 2009

Narradora invitada: La Maja


El año pasado publiqué un post titulado Perro Muerto. Era una narración que hacía referencia a ciertas experiencias mías con respecto a la muerte física, específicamente a cómo presencié durante varias semanas el proceso de descomposición del cadáver de un perro a un lado de la carretera. La primera fuente de inspiración fue un texto de Oswaldo J. Hernández, pero el título en sí lo tomé de un texto que escribió una amiga mía hace años, "Perro muerto", el cual no trata sobre el cadáver de un perro (¿o sí?). El cuento, con un formato similar a un libreto y que por lo mismo fue representado, fue publicado en "Necrópolis Andante", revista de un solo número que, como ya he mencionado antes en este blog, salió al mundo allá por abril del año 2003.



...



Perro muerto



-Verá lo que pasa, Doctor. Últimamente las cosas están cada vez peor. Desde hace un tiempo descubrí que nos estamos convirtiendo en nuestros propios carceleros. Cualquier persona, aún cuando no la conozca ni la haya visto nunca, puede venir y maltratarme si yo no tengo dinero... eso claro, porque también yo automáticamente entro en el juego absurdo. Y dado que vengo y pido un café asumo que el maltrato es parte del contrato -.

- Perdón, pero ¿puede ser un poco más clara? -.

- Es fácil, Doctor. ¿usted acepta que lo maltraten bajo cualquier circunstancia? -.

- Por supuesto que no -.

- Entonces le hago una apuesta -.

- A ver, a ver, vamos más lento. Primero, ¿por qué me llamó para que nos juntáramos en este café? -.

- A ver, primero, ¿acepta la apuesta? -.

- Veamos de qué se trata.

Ella saca de su bolso una naranja, un vaso, una bolsa de azúcar y un cuchillo. Prepara la naranjada y mira hacia el infinito.

- Muchas veces, cuando pequeña, fantaseé con la idea de hacer un perro muerto, ¿sabe qué es eso? -.

- No lo tengo muy claro, ¿por qué no me lo explica mejor? -.

- Salir de un restaurante sin pagar la cuenta -.

- Ya veo, tiene que ver con romper las reglas, ¿no? -.

- No... tiene que ver con que yo tenía hambre y ellos siempre tenían mucha comida. Es una de las características de los restaurantes. Siempre hay un excedente de comida que se bota -.

El doctor se apresura a decir:

– Pero usted al entrar a un local sabe que hay que pagar -.

- Claro, tampoco tan loca. Por eso es que nunca pude hacer perro muerto. Porque aún cuando ellos sabían que sobraría comida nunca iban a querer dármela a mí. Mejor a los perros -.

- Ya veo -.

- Entonces, el no salir arrancando del local me parecía aceptar sus términos, aceptar que lo que yo creo justo en realidad no es cierto -.

- Ya veo, pero ¿qué tiene que ver eso con la apuesta? -.

- Aquí, muchas veces el café también sobra. Le apuesto que no puede tomarse esas sobras -.

- Sea un poco más específica, por favor -.

- Le estoy pidiendo que se resista abiertamente a pagar, como prueba de que todavía no estamos atrapados, dominados, que todavía podemos actuar en libertad... ¡esta naranja me permite eso! - .

- Me parece que se ha sentido angustiada últimamente -.

- Usted todavía insiste en eso, Doctor. El otro día revisé la cuenta de la luz y noté algo extraño en esa hoja impresa. Sentí que algo no estaba en orden, como si algo me quisieran comunicar. Nuevamente me sentí atrapada. Entonces corrí a buscar a buscar las boletas de los dos últimos meses y las comparé... entonces, cabal, un pequeño aumento en los montos parciales de las cuentas... ¿acaso eso no le dice nada? -.

Repentinamente, el mesero entra en la conversación:

- Perdón, ¿qué se van a servir los señores? -.

El Doctor, un poco turbado, responde:

- Eh... a mí un café Express -.

- A mí me regala un vaso de agua, por favor – añade ella -.

- Entonces, un Express y un vaso de agua. Inmediatamente – sentencia el mesero y se retira -.

Momentos después, les sirve el Express y el vaso de agua.

- ¿Se dio cuenta de sus palabras? -.

- Pero, muchachita, ¡¡¡¿qué tienen sus palabras?!!!

- Ponen en igual condición su café y mi vaso de agua. Luego, como a usted le cobran el café, también me cobran a mí el vaso de agua. Simple silogismo aristotélico, ¿no? -.

- Puede que sea sólo una equivocación, que evidentemente usted puede aclarar perfectamente -.

- La cosa no es tan fácil, Doctor. Esta es una cadena tan larga y ancha que muchas veces no vemos la opresión, y entonces fácilmente pensamos que es una equivocación. Finalmente estamos tan perdidos que vamos necesitando cargar dinero para protegernos del mundo, para funcionar en el mundo -.

- ¡¡¡Pero es que así funciona el mundo!!!

- Sí, es cierto, así funciona nuestro mundo, pero el de los otros no. El de aquellos que nos manejan y no les importa destruirnos como a cucarachas aludiendo daños colaterales. No, ¡¡¡¡ Y es tan sutil que no nos damos cuenta. Les volvemos a comprar espejitos tecnológicos, NIT, E – mail, celular, registros y más registros para saber quiénes somos y adonde estamos, para ser uno más de la lista de los posibles!!!! -.

- Pero, ¡¡¡¡¡¿Posibles qué?!!!!!? – pregunta el Doctor, exaltado -.

- ¡¡¡¡¡¡Posibles cualquier cosa, eso es lo de menos!!!!!! -.

- Bueno, está bien, pero cálmese, ya voy entendiendo – el Doctor asume un tono tranquilizador -.

- Sí, es cierto. Es mejor mantener la boca cerrada. Ellos podrían estar aquí en cualquier momento... Talvez debiéramos salir despacio, sin hacer casi ningún movimiento... yo salgo primero – alcanza ella a susurrar -.

El doctor se queda perplejo por un momento... luego, cautelosamente, también él sale haciendo perro muerto...

El mesero al sorprender la fuga:

- ¡Oigan, ustedes! ¡paguen! ¡guardia! -.

Se oyen dos disparos (bang – bang) y se termina el cuento.




La Maja