Hace tiempo que quería escribir sobre esto, pero con aquello de la procrastinación...
Últimamente he estado un poco alejado, he seguido leyendo los blogs de otros y revisado algunas publicaciones electrónicas, pero me he mantenido a prudencial distancia; supongo que ya se me está haciendo un poquito cargante esto de la blogósfera. También he estado más ocupado que de costumbre (al menos, más que durante las vacaciones escolares semi-obligadas...).
En todo caso, este año se cumplen diez años desde que salí del colegio y me gradué de maestro de educación primaria urbana y, coincidentemente, estoy en el proceso de realizar la práctica docente para el profesorado de enseñanza media en educación musical. En aquel año, 1999, realizar la práctica docente supervisada fue un infierno. Me sentía completamente inseguro acerca de mis capacidades como maestro y no tenía ni idea acerca del proceso educativo. Mentiría si dijera que ahora soy un experto, pero algo se aprende con los años. Y ha sido fascinante (éste es el término adecuado) observar el trabajo de otros docentes, quienes realizan una labor excelente y son un ejemplo a seguir. Quedé particularmente impresionado con el desempeño de los profesores de Matemáticas, Ciencias Sociales y Formación Musical, más que todo en la primer área, porque además de que siempre he sido un pésimo estudiante en todo cuanto tenga que ver con números (bueno, siempre he sido un mal estudiante en todo lo formal...), nunca imaginé lo dinámica y excelentemente motivada que podía ser una clase de matemáticas (y no pude resistirme a decirle a la profesora, "ojalá hubiera tenido una maestra de matemáticas como Vd., cuando era adolescente").
La capacidad de asombro es algo que me parece importantísimo, el no perderla quiero decir. Casi seis años de dar clases y aún así uno puede sorprenderse. Las sorpresas nos las dan nuestros alumnos, nuestros colegas y gente a quienes uno ni siquiera conoce, que se los ve una sola vez, pero que pueden causar un cambio en nosotros. Lo que me interesa en la educación es el cambio, algunos han definido el objetivo del proceso educativo como "cambio en la conducta del individuo". Cuántas veces somos educados cada día. No me interesa por otra parte la posición extremista de que "de todo se aprende y bla, bla, bla...", no creo que sea tan simple. Pero donde hay alguien que se esfuerza por hacer bien su trabajo y que cambia deliberadamente con los años, que no se aferra a lo viejo, que se mantiene joven de corazón, ahí hay aprendizaje, hay educación.
A los maestros nos toca asumir el rol de líder, que no de dictador. Aborrezco todas las formas de dictadura (aún cuando yo mismo padezca de muchos síntomas, "mea culpa..."), no creo en los sectarismos, en las agrupaciones que pierden el carácter voluntario en cuanto a su pertenencia, en los sistemas de ideas que aplastan el pensamiento individual, supongo que me estoy refiriendo a cualquier sistema, entonces... Me gusta esta frase: "Sé un líder, no un seguidor..."
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