Y por ello fue que no escribí desde no recuerdo qué fecha de febrero, esperando que llegara el momento. Sin embargo, he tenido otras cosas que hacer (el trabajo, los estudios...) y el viernes 20 de febrero, mientras corría de un lugar a otro para cumplir con mis obligaciones, olvidé por completo que en algún momento había planeado publicar, no digamos escribir, y simplemente no hice nada y agradecí la posibilidad de irme a dormir temprano (como a las 11 pm ó algo así).
La primera entrada de este blog fue "El nacimiento de Petoulqui". La publiqué minutos antes de irme al primer concierto de la temporada sinfónica 2008 de la OSN (Orquesta Sinfónica Nacional; aclaro porque hay más de una orquesta sinfónica actualmente), que por realizarse el 20 de febrero, día conmemorativo de la Marimba y del héroe nacional, incluyó dentro del programa el "Concierto para marimba y orquesta" del maestro Jorge Sarmientos y, si no me equivoco, una suite regional del maestro Benigno Mejía. Otra composición que se interpretó esa noche recibe el nombre de Sinfonía Tikaleña del maestro Rafael Juárez. Ésta última composición no pude escucharla porque me retiré temprano del concierto, justamente en el intermedio. Y de las dos primeras obras debo reconocer que, por razones subjetivas, me gustó más la primera. Ahora bien, la importancia del concierto del maestro Sarmientos es que coloca a la Marimba guatemalteca dentro del ámbito de los instrumentos sinfónicos. Un instrumento de tan alto grado de calidad organológica no debería, bajo ninguna circunstancia, ser objeto de descalificación o menosprecio (no sé si estoy cometiendo un pleonasmo, pero me interesa sobremanera que se entienda y hasta sobreentienda la idea). Me he encontrado con algunos comentarios al respecto de la actividad cultural mencionada, a lo mejor alguien desea revisarlos haciendo clic.
Durante este año, he pasado por varias etapas, según he podido revisar, en las cuales he revelado un alto grado de intransigencia, desconcierto, indignación (a lo mejor desmedida), experimentación narrativa; libre y también reprimida expresión de las ideas y los sentimientos. He conocido a algunas personas que también escriben blogs y sus respectivas obras (léase en sentido amplio lo de "obrar", a quien le quede el guante...). Sigo en mi línea, la cual es más bien sinuosa, si no errática, y completamente carente de confiabilidad científica o ideológica.
El blog, gracias al flammer, ha cambiado de cabecera. Se le ha incluído música (opcional la mayoría de las veces). He cambiado un par de veces las sugerencias de blog. He dejado en su lugar los botones de los proyectos "LunaPark" y "Te prometo anarquía".
Qué sé yo... sigo verde. En esto y en muchas otras cosas. Sigo siendo un adolescente trasnochado en muchos aspectos. No soy perfecto ni pretendo serlo. Soy un pedante, pero también puedo ser sensato y amable, todo depende. El petoulqui en mí sigue existiendo; sí, con ese nombrecito ridículo pero que no cambiaría por ningún otro, a menos que yo lo desee, y cuando yo así lo quiera. Y hablando de ello, aquí están algunas deformaciones del término Petoulqui:
- Petoluqui
- Pelotuqui
- Petroluqui
- Pietro Lucky
- Peloulqui
- Petoliqui
- Petuqui
- Petoballs
- Petolouqui
- Peotoulqui
- Petuolqui
- Pedoulqui
- Petolqui
- Petrochelli
Qué les diré, algunas fueron errores en el deletreo de la palabra, otras simplemente invenciones espontáneas de ciertos colegas, algunos fueron idea mía, y el de Petrochelli es porque un cuate que vende libros en la U, me contó que había un detective con ese nombre, todo porque yo estaba comprando unos libros de Bond 007, y el apodo me gustó (igual, nadie me llama por ese sobrenombre).
Hasta luego, buenas personas lectoras. Ya veremos si hay otro año de las aventuras de Peto (como dijo Bowman, ya habrá tiempo para decidir qué hacer... yo lo decidiré y nadie más).