En Babilonia o Caldea, prácticamente cualquiera podía poseer todos los conocimientos humanos, lo cual hoy en día ya no es posible. Por tanto, le otorgáis inteligencia artificial a vuestro medio vital, a consecuencia no de unas decisiones y planes conscientes, sino porque es una tendencia de la civilización. Si esta tendencia fuera a durar al menos un siglo, vosotros mismos os convertiríais en los más estúpidos elementos de la técnicamente mejorada base de la Tierra y, aprovechando los frutos de la Inteligencia, os desprenderíais de ésta, adelantados en una competición que la Inteligencia habrá activado sin querer e implantado en vuestro entorno; ésta, autónoma y al mismo tiempo degradada por haber sido empleada en la lucha por el confort, alcanzará un déficit planetario que facilitará las guerras desatadas no por los hombres, sino por sus hábitats programados por la enemistad.
Lem, Stanislaw. Golem XIV. España: Impedimenta, 2012. p. 155 - 156
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